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El derbi calienta motores

El derbi se instala en el diván

Los articulistas Felip Bens y Vicent Molins afirman que el duelo está amenazado por la realidad depresiva de Levante UD y Valencia y la bipolaridad Barça-Madrid - «La poesía en torno a esta rivalidad es más importante que nunca», aseguran

Vicent Molins y Felip Bens, en la Marina Real. eduardo ripoll

El derbi de Valencia es una delicada criatura, todavía en crecimiento y expuesta a dos serias amenazas. La primera, la realidad depresiva de Valencia CF y Levante UD, que ha despojado al duelo de una cualitativa tradición competitiva a pesar de contar con una década de convivencia para forjar su propio relato. Por el otro lado, la uniformidad de un fútbol bipolarizado en la adscripción masiva a Barcelona y Madrid asfixia su la adhesión de futuros aficionados a las causas «xota» y «granota». A esa conclusión „ «salvem el derbi!»„ llegan los articulistas de Levante-EMV Felip Bens y Vicent Molins, en las horas previas al duelo de mañana en Orriols.

Molins (Meliana, 1986) y opinador blanquinegro, deja que Bens (El Cabanyal, 1969) e irreductible azulgrana, elija lugar „la Marina Real„ en su condición de local para dirimir un derbi jugado con la memoria, la historia y la sociología como baluartes ¿El resultado? Empate, ya que «el via crucis es compartido», como sentencia Molins. «Los nuevos clientes se van a Barça y Madrid. El margen para adquirir nuevos aficionados es más reducido que nunca», por los éxitos deportivos y la apabullante presencia mediática de los dos ´grandes´. «Ante esa evidencia, la poesía en torno al derbi es más importante que nunca», añade Bens, para dotar de «musculatura literaria» a un duelo debilitado también por el mal momento deportivo de ambos conjuntos.

Pronóstico: Necesidad de ganar... y apatía

La obsesión por ganar del Levante UD, para Bens, anula cualquier visión metafísica del duelo: «La única perspectiva es ganar. Es el derbi en el que la necesidad de ganar es más perentoria. Nos va la vida. Si no ganamos al Valencia prácticamente no tenemos casi opciones de permanencia. Un triunfo significaría ganar mucha fuerza psicológica de cara a los últimos partidos».

Para Molins se trata «del derbi más deprimente en muchos años. En el Levante UD por una necesidad desesperada de vencer y el Valencia por su desidia y absoluto desinterés, no sólo en este partido sino en lo que queda de campeonato. Eso hará que el Valencia esté más relajado, con menos presión, y puede ser beneficiosa. Esa combinación despoja al partido hasta de la etiqueta de derbi». Por esa presión clasificatoria, incide Felip, «es el derbi en el que le daré menos importancia a aspectos sentimentales o de rivalidad. Lo fundamental es ganar». Molins relaja la angustia vecinal con un consejo irónico: «La clave va a estar en si Orriols va a dar las instrucciones precisas a Gary Neville para los cambios».

¿A cuál de los dos conjuntos le importa más el derbi?

«¿Tú también eres un negacionista del derbi?» espeta Bens a Molins, cuando éste argumenta la desapasionada visión del encuentro en parte del valencianismo: «Es un partido que para el Valencia ha representado muy poco. Y en esta ocasión más porque casi parece una molestia en medio del crucial partido ante el Athletic. El componente emocional de los enfrentamientos contra el Levante UD es mínimo, y toda implicación se genera como reacción de esa pasión que sí llega desde Orriols». «Al valencianista no le nace rivalidad, le nace tener condescendencia. Es la peor de las sensaciones que se puede transmitir a otra hinchada. La mayoría del valencianismo desea que el Levante UD se salve. Construir una rivalidad sobre esa base es una falsedad. De momento hay un proyecto común», añade.

Bens replica justificando que la batalla del derbi iba más allá de la dimensión deportiva: «La rivalidad, más que estrictamente futbolística, durante estos diez años ha estado en creer que el Levante UD pudiese recortar terreno al Valencia desde el punto de vista de su implantación social. Esas eran las coordenadas. Ahora estamos en un via crucis, porque un descenso a Segunda representaría una caída en picado del crecimiento que se ha conseguido en la conquista de las sensibilidades de la ciudad. Ese proceso se podría cortar». Molins sí advierte que existió «un momento de riesgo» cuando el Valencia «estaba en un momento deportivo mucho mejor que el actual pero vivía instalado en la falta de ambición y el Levante UD ofrecía un mensaje fresco en la ciudad. Tenía una ambición social, no para quitarle aficionados al Valencia pero sí para crear su propio espacio». Un camino, el granota, tocado de su congénito infortunio: «En el ascenso de 2004 tuvimos la 'mala suerte' de que el Valencia ganó el doblete. Cientos de miles de personas celebrando los éxitos del Valencia en las calles de la ciudad».

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