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El abismo, Einstein y Rubi

Es tentador echar a Quico las culpas de todo. Muchos de los que hoy piden su escarnio público, se licenciaban en palmaditas mientras la pelota entraba. Sí. Es tentador prestarse a esta práctica maniquea de calentón futbolero, pero no es justo, aunque sea obvio que ha fallado en su apuesta por Rubi, el culpable real del abismo al que se asoma la parroquia granota. Tras la derrota ante el Betis, el Llevant tuvo la opción de cesar al míster, contratar al de la próxima campaña y ofrecerle la posibilidad remota de la permanencia. Porque, con el de Vilassar al mando, salta a la vista que el rendimiento fuera de casa lastra cualquier posibilidad. Fiel a sus filias y fobias, sigue haciendo caso omiso a Einstein («Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo») y repite una y otra vez todo aquello que como visitante solo ha reportado al Llevant finales perdidas, una tras otra. Catalán fue coherente consigo mismo y confió en Rubi, pese a su tozudería táctica, la incapacidad de reacción, la indisciplina y las obsesiones con algunos futbolistas. Se desestimó la oportunidad, se venció al Espanyol y se engordó para morir.

Lo de Granada no tuvo explicación, como muchas de las decisiones de Rubi: pese al déficit ofensivo, ¿por qué no ha contado más con Cuero o Rubén García? ¿Por qué ha dilapidado el enorme potencial de Camarasa? ¿Por qué insiste en Verza y Verdú, que no hacen coberturas y siempre llegan sin fuelle a las segundas partes? ¿Por qué no protege la banda de Morales, que apenas ayuda al zaguero de banda? ¿Cómo alinea a un Orban casi inédito para un partido decisivo? ¿Por qué saca a Lerma en el lateral, cuando fue un coladero en Coruña? ¿Cómo cambia a Rossi en el 45' en Los Cármenes y a Morales, tras generar una de las ocasiones más claras, y acaban el partido Verza y Verdú? ¿Por qué se empeña en jugar como si fuésemos el Barça de Guardiola? ¿Por qué consiente que Simao se calce el brazalete, apenas diez días después de su correría nocturna? Y sobre todo ¿cómo un entrenador llega a la sala de prensa, en Los Cármenes, y en vez de asumir sus responsabilidades, echa la culpa al equipo? ¿cómo en su análisis no hay ni rastro de autocrítica a sus propias decisiones? Yo no creo que el equipo no se lo dejara todo en el césped. Sencillamente, creo que el entrenador, con sus decisiones, no es capaz de sacar más de ellos. A domicilio.

Quico se equivocó al no destituir a Rubi tras el Villamarín. No supo ver que con él al frente y tres finales pendientes a domicilio las posibilidades del equipo eran muy escasas. Los errores los cometen las personas que toman las decisiones, pero ¿por qué, tras el desastre de Granada, y con todo ya casi perdido, se le mantiene? Y pese a lo expuesto el míster sí ha conseguido que el equipo funcione en Orriols, con el apoyo de su hinchada, y, si consigue hoy la victoria, volverá a recortar 3 puntos a Rayo y Sporting y tal vez a Getafe y Granada. En ese nuevo escenario el Llevant tendría a dos victorias y un empate los 38 puntos en que estará la salvación. El problema es que, con Rubi en el banco, se antoja completamente imposible ganar en Málaga. Y menos aún en Vallecas. Pese a todo, no se sorprendan si les digo que Rubi me parece un gran tipo y que puede convertirse en un gran entrenador. Siempre que haga caso a Einstein, claro.

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