El Levante UD se despidió ayer de la Primera División con una derrota fría e indolora. Los azulgrana fueron un convidado de piedra al agónico descenso del Rayo Vallecano, cuya victoria no bastó para evitar su vuelta al infierno de Segunda. En definitiva, un último encuentro en la élite que no estuvo, ni de lejos, a la altura del cierre que merecía la andadura granota de seis temporadas por la máxima categoría del fútbol español.

El partido no tuvo mucha historia. Ante un Rayo envalentonado por la esperanza que irradiaba ayer Vallecas, el equipo de Rubi se limitó a dar la cara y cumplir con su papel, digno y correcto. A los once minutos de juego, Pablo Hernández adelantó en el marcador a los madrileños con una volea impecable que sorprendió a Mariño. Y diez minutos después, Trashorras sacaba provecho de la falta de contundencia de Juanfran y Navarro a la hora de despejar para, con la ayuda de un rebote, embocar el cuero en el arco levantinista desde fuera del área. Dos disparos, dos goles.

Esa ventaja y la inocente sensación que transmitía el Levante UD provocó que el partido se comenzara a jugar en la grada, donde los transistores informaban de lo que sucedía en Gijón y Sevilla. El juego, como consecuencia, decayó hasta lo intrascendente. Rubén García y Xumetra fueron las notas más destacadas de los de Orriols, que en las últimas dos jornadas, ya sin presión, han demostrado saber combinar bien en ataque. Eso sí, en defensa aparecieron las mismas lagunas imperdonables de todo el año.

A la media hora llegó la lesión y el adiós de Juanfran. En una jugada fortuita, el lateral se hizo daño en la ingle, posiblemente por una pequeña rotura muscular. El dolor no le dejó continuar sobre el terreno de juego y le obligó a avanzar el momento más duro de toda su carrera deportiva: su retirada. El de Barona se marchó con un llanto desgarrador en el rostro, acompañado por la ovación cerrada de Vallecas, incluido el equipo rival y su técnico, Paco Jémez. Fue el emotivo punto final, al menos presunto, a 16 años sobre el césped. Otra despedida.

Inesperadamente, el duelo se animó unos minutos en la segunda mitad, cuando el Rayo se centró de manera inconsciente en lo que hacían el Getafe y el Sporting y se despistó. Ni Javi Guerra ni Pablo Hernández transformaron el tercero en ocasiones claras y los levantinistas recortaron distancias desde el punto de penalti. Clos Gómez, señaló la pena máxima tras un derribo a Rubén García en el área y Verza no perdonó.

Xumetra tuvo el empate en sus botas poco después, pero falló de manera estrepitosa casi sobre la línea de gol, con Yoel batido. No ha sido el año de Jordi Xumetra. Por contra, Miku anotó el tercero a falta de quince para el final después de un error en la salida de Mariño.

Fue el triste broche con el que ayer se cerró la etapa del Levante UD en Primera. Comienza ahora otra en Segunda División cuyo final no puede ser otro que un ascenso. Hasta la vista, Primera.