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Bombeja Agustinet!

El derbi de Sarver

El Mallorca de Sarver estuvo a punto de descender a 2ª B la temporada pasada y no ha comenzado la presente con una gran expectativa, pese a las bravuconadas del arizono y sus excusas, durante la campaña anterior, de que todo sería distinto comenzando desde cero. Sin embargo y pese a todo, honestamente, es de justicia reconocer que no es nada fácil entrar en cualquier empresa o negocio, implantar nuevas formas de hacer, consolidarlas y tener éxito. Y más aun cuando entran en juego tantos factores sobre los que se tiene escaso control, como sucede en el planeta fútbol. Si fuera sencillo, todo el mundo conocería las mieles del éxito y viviríamos rodeados de escarapelas y parabienes. Y de vanidosos. Más aún. Quiero decir con todo esto que habrá que dejar un tiempo para valorar la labor en la isla del hombre de los pies encima de la mesa, pero tampoco demasiado, porque el del balompié, ya saben, es el reino de la inmediatez, y cualquier despiste te puede hundir en un pozo del que cueste horrores salir. Imaginen el drama balear, si el año pasado las cosas se hubiesen torcido del todo.

Lo que sí parece obvio a estas alturas es que los grandes inversores extranjeros no son el maná, como algunos creían y trataron de hacernos creer a los demás, entre ellos el ínclito Javier Tebas, que sigue ejerciendo un intrusismo intolerable en los clubs de la que él cree que es su liga. Más allá del morbo por la visita de los bermellones, atenuado con el anuncio de Sarver de que no viene a Valencia, el Mallorca suma 10 puntos, la mitad que el Llevant, uno solo por encima de la zona de descenso, de la que escapó la semana pasada, tras vencer al Huesca, con solvencia (3-0).

Los granota, por su parte, acusaron en Almería algunos desajustes preocupantes, ante un rival realmente flojo: Muñiz, por primera vez desde su llegada a Orriols, dispuso un once sin ningún mediocentro defensivo. Como consecuencia de ello, la zaga ofreció su peor versión de la temporada. Además, el equipo con oficio que ha sido el Llevant en muchas otras jornadas no hubiese consentido el correcalles, sin ningún control medular, en que se convirtió el partido tras el 1-2.

El técnico asturiano, habitualmente rápido con los cambios para corregir situaciones, llegó tarde esta vez y, más allá de que el empate llegara en el último suspiro, se había estado mascando con anterioridad. Natxo Insa ya no pudo, él solito, frenar la inercia de un encuentro desbocado. Visto lo visto, además, el reparto de puntos fue justo. Para continuar sumando en Orriols de tres en tres será necesario haber corregido unas cuantas cosas durante la semana. Y demostrar, en el derby de Sarver, que equipo y cuerpo técnico están preparados y dispuestos para soportar, durante todo el curso, la presión de ser el líder y el equipo a batir, en cualquier estadio y contra cualquier rival. Ese es el camino que nos devuelve a Primera. El único. Y, sin embargo, nadie dijo que sería fácil.

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