El Levante cierra 2016 como líder indiscutible de Segunda División tras un brillante primer tramo de temporada que desea mantener todo el curso para conseguir en junio el ascenso, que sirva para pasar página al drama vivido la temporada pasada con el descenso de categoría.

El Levante celebra la Navidad exultante, como líder de Segunda con seis puntos de ventaja respecto al tercer clasificado, e incluso ha jugado un partido menos después de la suspensión del encuentro ante el UCAM en Murcia el pasado domingo 18 de diciembre.

El club valenciano sufrió tras el descenso a Segunda un cambio radical en materia deportiva. Vicente Blanco 'Tito' sustituyó a Manolo Salvador como director deportivo, Juan Ramón López Muñiz relevó a Rubi como entrenador y ambos han cumplido con creces en estos primeros cuatro meses de competición.

La contratación de Muñiz fue la primera gran decisión de Tito, que ya fue jugador del Levante entre el 2003 y 2005 y consiguió un ascenso a Primera división, y posteriormente confeccionó una plantilla de 23 jugadores con catorce caras nuevas, entre fichajes y futbolistas que regresaron tras haber estado cedidos.

El inicio de temporada despejó cualquier duda sobre si el equipo sería capaz de aclimatarse a Segunda división y logró tres victorias y un empate en las primeras cuatro jornadas. La derrota en Córdoba (1-0) fue tan solo un paréntesis y la jornada previa a una racha de nueve semanas seguidas sin perder.

Solo las dos derrotas seguidas a domicilio, ante el Oviedo (2-0) y Girona (2-1), unidas a un empate en casa sin goles frente al Cádiz, despertaron las primeras dudas, pero el equipo de Muñiz dio un nuevo golpe encima de la mesa al enlazar dos victorias seguidas en el Ciudad de Valencia.

Así, ante el Tenerife (1-0) y Rayo Vallecano (1-0), los levantinistas confirmaron la solidez del líder de Segunda que se fue de vacaciones con seis puntos de ventaja respecto al tercer clasificado.

Estos últimos cuatro meses de año han servido para mitigar el dolor sufrido por la hinchada con el descenso a Segunda División, que no por ser esperado, pues el equipo nunca dio señales de ser capaz de salvarse, dejó de ser doloroso cuando se consumó en Málaga, tras perder por 3-1, el pasado 2 de mayo.

El Levante perdía la categoría tras seis temporadas consecutivas en Primera División, su mejor racha en la historia de un club centenario.

El Levante había arrancado 2016 con una fuerte inversión en fichajes, ya que al desembolso de 3,2 millones de euros realizado en noviembre por el colombiano Mauricio Cuero hay que unir las contrataciones de Giuseppe Rossi, Lucas Orban, Joan Verdú y Carl Medjani que cerró el entonces director deportivo, Manolo Salvador, para intentar cambiar la dinámica del equipo.

Sin embargo, el equipo dirigido por Joan Francesc Ferrer 'Rubi', que sustituyó en octubre a Lucas Alcaraz, no pudo enderezar el rumbo y se mantuvo último clasificado desde la primera jornada del año 2016 hasta la última de la temporada con solo dos excepciones: en las jornadas 25 y 33, en las que subió un puesto y se situó décimo noveno.

El descenso a Segunda provocó una catarata de despidos. Primero fue el director deportivo Manolo Salvador, quien ya antes de acabar el curso había acordado con el club la rescisión de su contrato; luego fue el entrenador Rubi quien abandonó el Levante y durante el verano solo ocho jugadores mantuvieron su puesto en la plantilla.

En el aspecto económico el club valenciano apenas ha notado el descenso de categoría y presentó el pasado 19 de diciembre un superávit del ejercicio económico 15-16 de 2,2 millones de euros y tiene previsto un beneficio neto de 1,4 millones para el final de la presente temporada.

Mientras, el Levante ha conseguido minimizar la pérdida de abonados y tiene unos 15.300 socios, si bien el proceso de regeneración en la Fundación del Levante, que es la máxima accionista del club con casi el 70% de las acciones, ha abierto una cierta crisis entre sus accionistas.