Si el ascenso del Levante UD a Primera División era una simple cuestión de tiempo, de simple aritmética, lo mismo ocurre con el título de campeón de la categoría. Será la semana que viene, o puede que la otra, después de quedarse ayer a sólo un gol del logro ante el Girona, el segundo clasificado y el más firme candidato a acompañar a los granotes a la máxima categoría de forma directa. El culpable fue Longo, con un tanto a 12 minutos del final que sólo sirvió para eso, para que el Levante UD no cantara el alirón, sólo celebrado en Orriols en la temporada 2004-05, con aquel histórico ascenso en Jerez bajo la batuta del eterno Manuel Preciado.

Ni un equipo en plena disputa por el ascenso frenó ayer el paso triunfal del Levante UD por la categoría. Este es un Levante UD feliz, un equipo pletórico, como demuestran sus números: ayer sumó la victoria número 24 de la temporada en 38 partidos jugados (casi el 70%). Suma 80 puntos, 11 menos que los 91 con los que el Deportivo batió el récord de puntos de Segunda en la temporada 2011-12. A falta de 4 jornadas, el Levante UD no renuncia al reto. No es el único desafío que estimula al colectivo de Orriols en el epílogo del curso. Queda por amarrar, también, el título de pichichi de Roger, que ayer no marcó, pero continúa al frente de la clasificación, a un gol de Ángel (Zaragoza) y Joselu (Lugo).

No hubo demora en el Ciutat de València. En un parpadeo, el Levante UD tomó ventaja en el marcador. Morales, uno de los ojitos derecho de la parroquia de Orriols, lanzó un zapatazo desde fuera del área, dirigido con precisión al segundo palo. El interior izquierdo, un futbolista comprometido con el escudo y la idiosincrasia del club, lo celebró como de costumbre: un saludo militar a la grada, en señal de reverencia. El afecto de Morales con la afición granota es absolutamente recíproco.

Con el equipo de gala, sin el plan B que algunos preveían tras la consecución del ascenso, el Levante UD atacó el partido sin remilgos. Buscó la confirmación de su victoria con el mismo entusiasmo con el que la grada de Orriols afronta el regreso a Primera División. Entusiasta se mostró, también, el veterano del grupo, Casadesús, al que Muñiz otorgó la titularidad.

Roger no marcó, pero asistió con maestría a Rober Pier en el segundo gol. Con el campeonato en el bolsillo, el Girona anotó en el tramo final y aplazó el título alguna jornada más. Es una cuestión matemática.