La plantilla del Levante UD disfruta de dos días de desconexión. Después de las dos derrotas consecutivas ante el Betis y el Alavés, con un balance de 0 goles a favor y 6 en contra, López Muñiz dio el pasado domingo dos días de descanso a sus jugadores para que puedan liberar tensiones.

Para resetear y regresar «al camino que marcamos en el inicio». «No podemos tener ansiedad en la jornada 7», explicaba el técnico asturiano el sábado, nada más finalizar el encuentro en Orriols.

Y es que el partido ante el Alavés reveló un cierto bloqueo del equipo granota, lejos del nivel mostrado en las primeras jornadas de Liga. En lugar de excusarse en el cansancio físico o los méritos del rival, el cuerpo técnico del Levante UD apunta directamente a la ansiedad por ganar que los jugadores transmitieron sobre el césped como una de las razones que explican la floja imagen ofrecida ante el que era colista de la competición.

Muñiz señaló a la abultada y reciente goleada en Sevilla ante el Betis como un agravante de esta sensación colectiva, en una plantilla acostumbrada a la victoria. En la temporada pasada, de hecho, el conjunto azulgrana sólo encadenó dos derrotas cuando ya tenía el objetivo del ascenso conseguido, y nunca por más de tres goles.

Sin embargo, más allá de la mentalidad con la que el Levante UD encaró el duelo ante el Alavés, el equipo de Orriols arrastra graves problemas en la enfermería. Desde la tercera jornada, Muñiz ha ido perdiendo efectivos a cada partido por lesiones musculares, que han obligado a reconfigurar las alineaciones.

Primero fue Iván López en los primeros minutos en el Bernabéu, luego Lerma en los compases iniciales del derbi, a continuación Jason cayó ante la Real, Ivi frente al Betis y finalmente Samu García el pasado sábado en la primera parte contra el Alavés. Cinco lesiones musculares a las que hay que añadir la baja de Roger Martí, en el dique seco desde julio por culpa de una rotura del ligamento cruzado de la rodilla (y que se espera que vuelva en febrero).

En total son seis bajas sensibles que han afectado las alineaciones, sobre todo porque suponen la ausencia de futbolistas llamados a ser titulares, como Roger, que hubiese partido como delantero referencia. Además, Iván López inició la temporada en el once inicial a un buen nivel hasta su lesión, de la misma manera que Lerma se había ganado a pulso la titularidad con tres partidos notables en el centro del campo. Jason volvía a ser el dueño de la banda derecha, mientras que Ivi estaba siendo uno de los fichajes con más participación. Muñiz desvinculó estas lesiones de problemas en la preparación física y comentó que la «exigencia del fútbol profesional» es la causa de este tipo de percances, en los que el Levante UD, incidió, está «como los otros equipos».

Los fichajes y el gol

Otro de los motivos que ha generado una sensación de desasosiego, aunque más en la grada que en el banquillo, es la falta de gol de la delantera granota. El discurso de los técnicos se basa en la paciencia, en la necesidad de esperar a la adaptación total de los nuevos fichajes. No obstante, la realidad es que ninguno de los delanteros del equipo ha marcado todavía y la responsabilidad en estas lides descansa sobre jugadores de segunda línea como Morales, Ivi y Bardhi.

La falta de gol, acompañada por los problemas del equipo para crear ocasiones, quizá influido por la ansiedad que le acompaña según Muñiz, fueron dos de los principales problemas que el Levante UD acusó ante el Alavés, ante el que ni siquiera logró rematar a puerta.

Asimismo, la versión de la defensa no se pareció a la de partidos atrás y encajó dos goles que fueron una losa para el resto del choque, como también ocurrió en la segunda parte ante el Betis.

El Levante UD tiene ahora dos semanas de parón liguero para parar, reflexionar y sacudirse una ansiedad que no corresponde al décimo clasificado de la Liga.