Otro punto hacia la permanencia sudado con esfuerzo y mucho sufrimiento. El Levante UD se marchó anoche de Ipurua con un empate agridulce después de llegar al descanso con un 0-2 que no supo defender en el segundo tiempo, cuando pecó de falta de ambición. El Eibar, sorprendido por dos contragolpes fugaces de los granotes en el primer acto, logró una igualada final que no dejó contento ni descontento a nadie.

El Levante UD encaró el partido dispuesto a sufrir. Quedó claro muy pronto, nada más empezar el encuentro, cuando el Eibar comenzó a mover el balón a su antojo en el campo de los granotes, que ayer se enfundaron el equipaje de la senyera. Los de Mendilibar ocuparon bien el terreno de juego, trataron de ensanchar lo máximo posible el juego y los de Orriols plantaron dos líneas de cuatro para frenar a los locales. Tocaba estar juntos y remar contra la marea azulgrana.

Inui y Sergi Enrich probaron fortuna con jugadas personales en el área levantinista, mientras que desde las bandas llegaban centros bombeados. Entre Raúl Fernández, muy correcto bajo los palos, y la zaga, el Levante UD achicó bien los balones que se acercaban a la portería. Sin embargo, como en los últimos partidos, la meta rival se adivinaba muy lejana, a kilómetros de distancia de Ivi, Morales, Bardhi y Alegría, de nuevo titular. Las obligaciones defensivas los condenaba a vivir lejos del área contraria.

Pasada la primera media hora de juego, cuando más agarrado parecía tener el Eibar el partido, cuando más agotado parecía el Levante UD, una jugada cambió el devenir del partido. Ivi, en zona de tres cuartos, jugó de manera inteligente un pase a la espalda de la defensa armera, demasiado confiada. Morales apareció de entre la nada para sorprender a Ipurua, controlar el balón en carrera y batir fácil a Dimitrovic, al que engañó con un disparo suave.

El gol sorprendió a la parroquia local, sorprendida por el mazazo encajado, y enardeció al Levante UD, necesitado de este tipo de goles para autoconvencerse de sus posibilidades.

El 0-1 descolocó al Eibar de Mendilibar. El conjunto vasco dudó entre mantener la calma o volcarse en busca del empate antes del descanso. No le dio tiempo a decidir, porque el Levante UD, que olió la sangre, aprovechó otro contragolpe de libro. Morales ganó la espalda de su marcador en el extremo diestro, ganó la línea de fondo y sirvió en bandeja uno de esos pases llamados «de la muerte» al corazón del área. Bardhi, algo difuminado en el juego, apareció en el momento justo para rematar raso y fuerte con la derecha y hacer subir al marcador el segundo tanto para los levantinistas. Su cuarta diana en lo que va de Liga.

El Eibar acusó el mandoble de los valencianos, que en apenas un minuto habían transformado dos goles en sus dos únicos remates a puerta.

El partido entraba en el guión preferido por López Muñiz. Un rival lanzado, prácticamente a tumba abierta, en busca del empate y muchos metros a su espalda para dibujar contragolpes rápidos. Todo ello, con Lerma y Campaña vestidos de gladiadores en el centro del campo, donde a falta de fútbol sólo pudieron correr hasta la extenuación.

La segunda parte, por contra, empezó mal para el Levante UD. Arbilla convirtió un libre directo en la frontal del área en un golazo. El balón superó la barrera y se coló por toda la escuadra de Raúl Fernández, quien nada pudo hacer para evitarlo. El derechazo de Arbilla logró que Ipurua recobrara la esperanza a falta de 40 minutos para el final del choque. El Levante UD lo acusó.

Los de Muñiz se olvidaron de atacar y decidieron volver a encerrarse en su campo, en apenas cuarenta metros. Los locales apostaron por inyectarle nervio al partido, más ritmo, y buscar las jugadas personales de Inui. El futbolista asiático creó problemas a la retaguardia granota siempre que aparecía. En una de ellas, a un cuarto de hora del final, se zafó de Pedro López, disparó raso a puerta y el rechace de Raúl, demasiado manso, lo remachó Charles a las mallas.

El empate premiaba la constancia de los guipuzcoanos y castigaba la falta de ambición levantinista. Con Boateng en el campo, el Levante UD trató de ganar metros y alejar al Eibar de la portería.

A falta de cinco minutos, los dos equipos tuvieron su oportunidad para sumar los tres puntos. Primero Boateng, con un remate de cabeza, solo en el área, que se fue lamiendo el palo. Después Sergi Enrich probó desde lejos a Raúl, que se lanzó bien con los guantes abajo para certificar el reparto de puntos.