Por primera vez desde su llegada a Orriols, Juan Ramón López Muñiz (Gijón, 49 años) se enfrenta a las críticas. El técnico asturiano fue silbado por un sector de la afición granota el pasado domingo, cuando retiró del terreno de juego a Bardhi durante la segunda parte del partido ante el Girona, con 0-1 en el marcador. Desde las gradas del Ciutat de València se llegó a corear dos veces el nombre del macedonio, ya en el banquillo, como protesta por la decisión de Muñiz de sacarlo del campo para dar entrada a Boateng.

Se trata de la primera ocasión en la que un amplio sector de los seguidores azulgrana muestra su disconformidad con el entrenador. Hasta el domingo, su forma de llevar el equipo, su capacidad de reacción, su discurso apacible y, sobre todo, los buenos resultados del equipo cada fin de semana habían construido un fuerte consenso alrededor de su figura como máximo responsable del banquillo del Levante UD.

De hecho, aunque ya estaba renovado de forma automática como consecuencia del ascenso a Primera, la dirección deportiva decidió en verano ampliar su contrato hasta junio de 2019, como una muestra de confianza por la labor realizada en Segunda.

Sin embargo, en contraste con lo sucedido el año pasado, Muñiz empezó a ser cuestionado este curso antes incluso de la actual racha de seis partidos sin ganar. El preparador azulgrana tuvo que explicar varias veces en rueda de prensa los motivos por los que la mayoría de los fichajes firmados en verano no estaban entrando en las alineaciones y, ni siquiera, en las convocatorias. Incluso, en alguna de sus respuestas mostró un frío distanciamiento con los responsables de los fichajes, es decir, la dirección deportiva y la secretaría técnica.

Además, Jefferson Lerma, uno de los fijos para Muñiz, le hizo un flaco favor tras la derrota ante el Girona. "Estamos siendo últimamente muy defensivos. Todo el partido nos lo pasamos defendiendo. A la hora de proponer juego nos está costando y ahí nos estamos equivocando", declaró el colombiano al acabar el choque.

Muñiz, respaldado por todos los estamentos del club y un alto porcentaje de la afición, encara por primera vez el ambiente que propician las derrotas y las dudas. Por el momento, ha optado por dar tres días libres a la plantilla y regresar el jueves a los entrenamientos para afrontar el duelo ante Las Palmas, su primera reválida.