Otra Liga. El Levante UDpero juegan un campeonato distinto. Al Barça, que ha renovado a Messi por 100 millones, que pagó 90 por Suárez, 105 por Dembélé y acaba de desembolsar 120+40 por Coutinho, le bastó la lógica millonaria para aplastar a los granotes que andan ahorrando todo el año para fichar un delantero centro que no descuadre sus cuentas claras pero humildes.

Con todo ello, al Levante UD sólo le queda aferrarse al esfuerzo, el orden y el orgullo en citas como la de ayer en el Camp Nou. Lo hizo, pero no fue suficiente ante el vendaval de fútbol que Messi y Suárez, que juegan cómo y cuando quieren, desatan a placer.

Tanto es así que en el primer disparo a puerta del Barcelona Messi, descolgado en la zona de los tres cuartos, bombeó un balón al costado izquierdo del área para que Alba le devolviese el cuero con la cabeza. Ni Doukouré ni Lukic imaginaron que aquello era una pared en busca de un remate a puerta y dejaron libre al argentino, que armó la pierna zurda para chutar a portería con poca potencia pero mucha colocación.

El gol anunciaba 80 minutos muy largos por delante para el conjunto de Muñiz. De hecho, Luis Suárez pudo anotar el segundo apenas unos minutos después, con el Levante UD todavía noqueado. Otro despiste defensivo permitió al uruguayo rematar solo desde el centro del área. Oier salvó el segundo y aplazó la sentencia.

A partir de ahí, el Levante UD se sacudió la presión, se animó y creció sobre el césped. Boateng, atento a los espacios que dejaban Vermaelen y Mascherano, cargó por la banda derecha en un buen contragolpe. Su pase atrás hacia la frontal lo pudo aprovechar Lerma, pero el colombiano, que llegaba en carrera, se precipitó. Su tiro con la izquierda, en una posición liberada y centrada y con solo Ter Stegen como obstáculo, fue muy deficiente.

Fue el mensaje con el que el Levante UD explicó al Camp Nou que el Barça tendría que sudar para amarrar los tres puntos. Hubo otro aviso, de Ivi, que lanzó raso desde la frontal tras recoger un rechace. Su disparo, colocado, acabó en córner tras tocar en un defensa.

El Barcelona quiso anestesiar al encuentro. Tocar y tocar a la espera de un chispazo de Messi. El Levante UD tuvo que correr detrás del balón y Lerma, con una tarjeta amarilla desde el minuto 8 por una clara falta sobre el argentino, sufrió para esquivar la expulsión.

Con Rakitic en el centro e Iniesta y Paulinho por delante, el Barça se hizo con el control del juego, pese a que el Levante UD se defendía bien. Tanto Luna, ante Dembélé, como Shaq, frente a Alba, plantaron batalla para frenar las embestidas azulgranas. Hasta que Suárez quiso. Y eso fue a ocho minutos del descanso. Mascherano desplazó en largo para Sergi Roberto, quien de primeras -como Jordi Alba en el primer gol- centró al corazón del área. Luis Suárez no se lo pensó, atacó, controló e impactó con violencia el balón, que llegó a rozar en la pierna de Postigo para tomar una parábola que superó por encima a Oier y cerró el partido. Porque todo lo que vino después fueron adornos de los catalanes contra una honrada resistencia granota.

Rakitic, con un chut tan lejano como sorpresivo, y Messi, tras una de sus conducciones imposibles, amagaron con el tercero antes del descanso. Hubiese sido un castigo excesivo para un Levante UD que se fajó en el campo pero que poco pudo hacer para contener la avalancha de los de Valverde, anárquica pero efectiva.

No se rendían los de Orriols, ayer con el equipaje blanquinegro, que fueron los primeros en golpear en la segunda parte. Ivi, en una gran jugada personal, forzó a Ter Stegen a hacer la parada de la tarde para enviar a córner un balón que iba a la escuadra. Ahí se escapó el gol que pudo haber metido al Levante UD en el partido, pero con la losa del 2-0 en el marcador, los minutos se alargaron de forma angustiosa.

El Barça se adueñó del balón para acunarlo en zonas intrascendentes. Los de Muñiz defendían bien, pero sin robar y sin opciones de contragolpear. El encuentro entró en una fase plácida en la que no pasaba nada excepto el transcurrir del tiempo. Una cuenta atrás a la que está habituado el Barcelona. Sólo Ivi, hábil y vertical, forzó un par de centros con intención ante los que sufrió la zaga barcelonista.

Muñiz protegió a Lerma la expulsión y lo mandó al banquillo por Róber, mientras el partido bajaba el ritmo hasta ser plácido. Tanto, que el Barça se durmió. No despertó hasta que Shaq falló un mano a mano ante Ter Stegen, la mejor ocasión para que el Levante UD se llevara algo positivo a casa. Paulinho cerró el resultado en el descuento antes de que el Levante UD volviese a pensar en su verdadera Liga.