Del Real Madrid depende que el Levante UD no arranque la semana en puestos de descenso. El equipo de Muñiz cayó el sábado con justicia frente al Villarreal en otra escenificación de los graves problemas que arrastra la plantilla.

Un mal inicio de partido, una reacción tardía y una segunda parte de querer y no poder firmaron la octava derrota de los levantinistas, con la alerta roja encendida desde hace semanas.

Los primeros 25 minutos del partido fueron totalmente amarillos. Mientras el Levante UD peleaba por salir de su propio terreno de juego, el balón oscilaba de una banda a la otra, siempre en poder de Fornals, Trigueros o Castillejo, atentos a los desmarques de Cheryshev y Ünal.

El delantero otomano, que ayer se reencontró con los que fueron sus compañeros durante apenas dos meses, aprovechó una aproximación a la frontal para disparar con fuerza. El balón rebotó en Róber y dibujó una parábola que sorprendió a Oier y se estrelló en el larguero. Cuando todo apuntaba al gol, el cuero botó prácticamente sobre la línea y volvió a dar en el travesaño. Cheryshev apareció para remachar pero Oier saltó, valiente, para lucirse con un paradón y evitar el tanto de los de Calleja.

Poco después, la madera salvó de nuevo a los granotes. Samu Castillejo se inventó un reverso fantástico y conectó un zurdazo desde fuera del área que se encontró con el palo en su camino al gol. El Levante UD estaba en la lona y sólo iban 20 minutos de partido.

De hecho, los de Muñiz firmaron su primera ocasión con un tiro de Coke, sólo en la media luna del área de Asenjo. El madrileño quiso picar el esférico por encima del portero pero lo hizo mal y su remate se marchó alto.

En la siguiente jugada, el Villarreal devolvió el golpe con una gran conducción de Castillejo que se introdujo en el área y forzó la salida de Oier para tapar un posible chut. El meta levantinista estiró las manos tarde y contactó con el pie izquierdo del futbolista «groguet», que escenificó una caída con la que logró convcencer a González González. Trigueros transformó el penalti y al Levante UD, hasta ese momento muy plano y sisn recursos ofensivos, se le acumulaban los problemas.

No obstante, el partido cambió con el gol local y los azulgrana despertaron poco a poco hasta convertirse en los dueños del balón. Postigo, con una complicada volea tras el saque de un córner y Morales, con un centro que se paseo por el área pequeña sin encontrar rematador, fueron los que más se acercaron a un empate que el Levante UD empezó a merecer. Lerma y Doukouré eclipsaron a la media amarilla y cuando el equipo de Muñiz mejor estaba llegó el descanso.

La segunda parte, sin embargo, arrancó con otra formidable jugada de Castillejo, un quebradero de cabeza para Luna, quien mandó otro zurdazo al palo como declaración de intenciones de los de Calleja, dispuestos a solventar la noche.

Así fue. Sólo unos minutos después, Ünal sacó tajada de una grave descoordinación entre Luna y Postigo y percutió por la banda derecha. Su centro raso al segundo palo cogió desprevenida a la zaga azulgrana y Cheryshev se encargó de anotar la segunda diana para los de la Plana.

Muñiz, como ya ocurrió hace una semana ante el Celta, metió a Ivi por Lukic y dejó a Morales como mediapunta junto a Boateng, quien acabó compartiendo el área con Roger. Su regreso, seis meses después de la lesión, fue la única buena noticia para los levantinistas, incapaces una vez más de remontar el partido. En el descuento, Bonera cometió penalti sobre Boateng y todos miraron a Roger. No le pesó la presión y marcó. Un rayo de esperanza.