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Inacción en tiempo de crisis

Inacción en tiempo de crisis

Atlético, Málaga, Athletic, Sevilla, Leganés, Barça y Celta son la traca final del calendario del Llevant. Siete partidos en la mayoría de los cuales será un milagro puntuar, algo que no sé si contemplan aquellos que, con el argumento de que estamos fuera de descenso, deciden mantener a Muñiz al frente de un equipo que el lunes se mostró hundido y sin reacción. Esperemos que ni Tito ni Quico nos vengan con la explicación, de que es muy difícil jugarse la permanencia ante estos rivales.

Tras una derrota como la del lunes -sexta en Orriols-, es comprensible disparar en todas direcciones, pero sería honesto reconocer, ya más sosegados, que los que jugaron lo intentaron todo, con mayor o menor fortuna. La presión fue un desastre; el despliegue táctico, mejorable; nadie taponó a Fabián ni siguió a Joaquín ni hizo circular el balón -¡qué fácil es sentar a Lukic!-; se recurrió al pelotazo; no hubo estrategia a balón parado, etcétera, pero todo esto son conceptos futbolísticos que deben surgir del banco y trabajarse entre semana. Y se han convertido en carencias permanentes.

Hace mucho que el Llevant es una orquesta sin director. Es obvio que existen limitaciones (como en todos los equipos), pero los músicos son mejores de lo que parecen y pueden sacar esto adelante. Están las cábalas, la tabla y los resultados, pero el problema más grave es que, jugando así, el Llevant no es capaz, salvo milagro, de vencer a nadie. Y sin embargo hay fútbol por aflorar: el balón de Roger que lamió el palo, la asistencia de Morales, el chut de Sadiku o la volea de Jason son sólo 4 gestos ante el Betis (aún con 0-0), pero nos muestran la esperanza de que, pese a las carencias colectivas, existe calidad para escapar de esta situación, sobre todo si llega alguien que haga jugar a los once como un equipo. Son ya muchas las ocasiones perdidas de aprovechar la incomparecencia de los tres de abajo.

Estamos condenados a porfiar por una plaza en Primera entre cuatro, tras una victoria en 20 partidos, pero en la jornada 17, tras plantear en esta columna si Muñiz era entrenador de Primera, el Llevant estaba a una victoria del undécimo y 7 puntos por encima de Las Palmas. Hoy la plaza 16 (Alavés) está a 8 puntos y los canarios, a uno, y entre las jornadas 17 y 25 se han sumado tres puntos. Pero «el Llevant está fuera de descenso», como una letanía, como si la dinámica, el estado de ánimo o el calendario no fuesen decisivos. «El presidente, Quico Catalán, tan hábil en otras parcelas, ha vuelto [€] a fallar en la deportiva. La inacción de los últimos meses ha resultado demoledora», escribía ayer Cayetano Ros. Pues eso.

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