«Hemos dado nuestro matiz al equipo», afirmaba Paco López tras la celebrada victoria ante el Getafe. Sin embargo, y más allá del triunfo, el Levante UD encarnó sobre el césped del Alfonso Pérez un notable cambio de rumbo. Más valiente, más atrevido, más arriesgado. Y ahí están los datos para constatarlo.

Hacía siete jornadas, dos meses, que el Levante UD no era capaz de imponerse a su rival en posesión del balón. Fue en Riazor, el pasado 27 de enero, frente a un Deportivo que se limitó a defender su renta en el marcador después de sufrir una expulsión en el primer tiempo. Dos goles de Ivi, en los últimos minutos, sirvieron para empatar aquel encuentro, en el que los granotes lograron dominar el esférico un 58% del partido.

No obstante, antes del choque ante los gallegos, el Levante UD solo había ganado en esta estadística a cinco equipos y siempre en partidos disputados en Orriols. Así ocurrió ante el Leganés (0-0), Athletic (1-2), Getafe (1-1), Alavés (0-2) y Deportivo (2-2).

Ante todos ellos el Levante UD de Muñiz tuvo más el balón, eso sí, sin lograr los tres puntos en ninguno de los seis partidos. Solo fue capaz de obtener cuatro empates y dos derrotas. Pobre balance.

De hecho, con el equipo obligado a sumar puntos después de una racha inefable de resultados desde noviembre, el conjunto azulgrana había visto cómo en las últimas siete jornadas todos sus rivales le robaban el cuero. Especialmente doloroso fue ante el Alavés y el Espanyol, teóricos rivales directos por la permanencia que se hicieron con el control del juego en los últimos minutos hasta conseguir perforar la meta de Oier. La única respuesta del Levante UD entonces fue encerrarse en su propio campo.

Paco López advirtió el lunes pasado que llegaba al banquillo del Levante UD para cambiar esa dinámica. «Quiero un equipo valiente», aseveró en su presentación. Y así tal cual lo plasmó en Getafe, el quinto mejor equipo local del campeonato hasta la visita del Levante UD, con diez partidos consecutivos sin conocer la derrota en el Alfonso Pérez.

Frente a eso, el Levante UD dio un paso al frente, se adueñó del balón (acabó con un 56 % de la posesión) y se fue a por la victoria en los últimos minutos del partido en lugar de especular con el empate.

Los de Orriols completaron 342 pases, por los 273 del Getafe, una muestra evidente de la intención del cuadro valenciano de ser protagonista, de mandar, pese a jugar en un estadio complicado para los visitantes. Salió bien.

Por otro lado, el Levante UD acusó problemas en defensa, sobre todo en el primer tiempo, a causa de los contragolpes lanzados por los azulones, que se encontraron con muchos espacios a la espalda de la defensa granota. Era el riesgo que se asumió correr.

Con el partido acabado, López señaló que se quiere implantar en el equipo una seña de identidad, la de buscar siempre la victoria, aunque reconoció que la disposición táctica sobre el terreno de juego, así como los futbolistas que compongan el once, dependerá también de las cualidades y los defectos que presente el rival. El técnico se Silla no pretende instalar un nuevo sistema de juego inamovible, sino que el Levante UD cambiará de disfraz según el partido que afronte. Eso sí, se acabaron los pasos atrás.