Sí hay quinto malo. El Levante UD de Paco López cayó ayer derrotado por primera vez desde la llegada del de Silla. Fue en el Wanda, ante un Atlético de Madrid más efectivo en las áreas y que desequilibró el partido gracias a sus individualidades. Un traspié, comprensible, que frena a los granotes en su carrera hacia la permanencia, que ahora pasa por el partido del jueves ante el Málaga.

El gol de Correa desniveló el marcador en un primer tiempo muy igualado. El Levante UD, tal como viene haciendo desde el aterrizaje de Paco López en el banquillo, planteó un partido desacomplejado, de tú a tú, aunque sin locuras ni estridencias.

Los azulgrana formaron con un 4-4-2 en el que el debut del joven Aly (Mauritania, 20 años) y la reaparición de Sadiku como escudero de Roger en la delantera fueron las novedades más destacadas. Enfrente, el Atlético de Madrid, recientemente clasificado para las semifinales de la Liga Europa y con la segunda plaza de la Liga en liza, se mantuvo fiel al sistema de Simeone. Otro evidente 4-4-2 con la dupla de Gameiro y Griezmann en la punta.

Con todo ello, el encuentro se desarrolló muy parejo en los primeros minutos, con escasas ocasiones y un ritmo de juego trabado por la presión de ambos equipos en el centro del campo. La fuerza de Lerma y el compromiso de Campaña, oscurecido por las labores defensivas, lograban frenar las embestidas de Coke, Saúl y compañía.

El Atlético trataba de dominar, pero chocaba una y otra vez con un Levante UD bien organizado, que se defendía con Jason y Morales abiertos en los extremos, atentos a los posibles contragolpes. Sólo un complicado remate de cabeza de Roger a centro de un Aly, ofensivo toda la tarde, y un inocente disparo de Correa desde el borde del área, rellenaban la lista de ocasiones de gol.

Sin embargo, pasada la media hora, a falta de espacios y de posesiones largas, la jugada que marcó el partido nació de una individualidad de Vitolo. El canario arrancó desde el costado derecho, en la zona de tres cuartos, con una conducción en la que burló a toda la zaga granota, que se limitó a mirar. El atlético llegó a la frontal y dejó el balón para Correa, quien, con un simple amago, rompió la cintura de Pedro López y Cabaco, se hizo hueco y chutó colocado, raso, junto al poste, para batir a Oier, adelantar a los locales y romper el equilibrio en el terreno de juego. Simeone lo celebró como si le fuera la vida en ello, consciente de la importancia del gol.

El Levante UD se rehízo. Dio un paso al frente, más aún si cabe, y durante algunos minutos metió a los «colchoneros» en su propia área. No obstante, ni Campaña ni Lerma fueron capaces de acertar en sus remates y los centros desde las bandas fueron desviados, con toda la ventaja para los defensas y Oblak, inédito.

Antes del descanso, Griezmann ganó la espalda de la defensa valenciana en un pase largo y aprovechó su velocidad para plantarse mano a mano con Oier, que salió para achicar espacios. El delantero francés se tiró la pelota larga y buscó el penalti dejándose caer ante los brazos del meta vasco. Gil Manzano, muy próximo a la jugada, advirtió el piscinazo y amonestó a Griezmann.

El habilidoso ariete galo, que se marchó muy enfadado a los vestuarios en el descanso, fue el encargado de sentenciar el partido nada más iniciarse la reanudación en el Wanda Metropolitano.

El Levante UD saltó al campo convencido de ir con todo a por el empate. De hecho, Paco López dejó en el banquillo a Sadiku y Jason para dar entrada a Bardhi e Ivi. Talento y velocidad para meter una marcha más en campo rival.

Pero el Atlético no le dio tiempo a los granotes. Un balón bombeado al extremo derecho, con Bardhi despistado a la hora de hacer la cobertura, encontró desmarcado a Vrsaljko, que centró al corazón del área, con la defensa levantinista descolocada. Griezmann apareció en el momento justo para empalmar una imparable volea que instauró el 2-0 en el electrónico.

El Atlético, con la victoria prácticamente hecha, bajó las revoluciones, pero al Levante UD se le hizo muy grande el Wanda. Morales, con sus valientes pero poco eficaces jugadas personales, fue el que más incomodó a los de Simeone, dispuestos a protegerse en su campo y minimizar el desgaste físico.

Por contra, lejos de pensar en la final del jueves ante el Málaga en Orriols, los azulgrana sí que buscaron el gol que les podía devolver al partido y dar opciones de luchar por el empate en los últimos minutos. Pero el Atlético se defiende muy bien estas situaciones y aunque el balón se acercó a la frontal atlética, ello no se tradujo en ocasiones claras ante Oblak.

La mejor la tuvo Roger, que en lugar de pasar a Morales, desmarcado en el área, quiso chutar y probar el meta eslovaco. Se equivocó y el Atlético lanzó una de esas contras letales. Correa, desde la derecha, encaró a Aly y sacó un buen centro al punto de penalti. Otra vez, como en la jugada del 2-0, la pareja Róber y Cabaco actuó tarde y mal. Torres, que había entrado en el campo unos minutos antes, remachó con clase al fondo de la portería para iniciar la fiesta en el Wanda y cerrar un partido que obliga al Levante UD a no descentrarse para sacar adelante el partido del jueves, con el que puede sellar la permanencia.