A Orriols se le va a quedar la Liga corta porque este Levante UD vuela. Es un ciclón. Anoche brindó a su afición el mejor partido de los últimos tiempos para celebrar la permanencia en Primera (ya sólo es cuestión de goles que sea matemática) y dejar un dulce sabor de boca en el levantinismo tras la amargura de un año muy complicado.

Lo de Paco López tiene mucho mérito. Hace mes y medio, cuando aterrizó sin paracaídas en el banquillo, nadie imaginaba que sería capaz de alinear a Lukic, Campaña, Bardhi, Morales, Boateng y Roger en el mismo once. Sin embargo, allí estaban ayer los cinco, ante todo un Sevilla, para cuajar un partido memorable. El Levante UD firmó un encuentro inolvidable, tanto colectivo como individual, ante un rival de Champions herido en su orgullo y obligado a ganar para entrar en la Liga Europa.

Frente al plantillón de los hispalenses, el Levante UD apostó por el fútbol valiente, atrevido, vertical y divertido. Porque el de Paco López es un equipo que divierte, que mira siempre a la portería rival y que marca. Anoche bastaron 10 minutos para que la enésima cabalgada de Morales, desatado, sorteando rivales como si se tratara de conos de entrenamiento, asistiera a Roger en boca de gol. Su potente remate fue para dentro. Orriols se frotaba los ojos.

Los cuatro futbolistas del ataque azulgrana, liderados por un Bardhi inspirado como nunca, parecían revolotear sobre la frontal de David Soria. El intercambio de posiciones era constante, con una calculada improvisación. La defensa del Sevilla no supo frenar las internadas de los levantinistas. Boateng, con un complejo remate de cabeza, acarició el segundo.

Fue poco antes de que Carlos Fernández, el canterano de los andaluces, estableciese el empate con un zurdazo desde la frontal. Su gol dio alas al Sevilla, que aunque perseguía la posesión, sí gozó de un par de ocasiones claras antes del descanso. Lenglet rozó el 1-2 a la salida de un córner y González González no consideró penalti una posible falta sobre Franco Vázquez al filo del intermedio.

Ahora bien, Orriols no sufrió en exceso. Todo lo contrario. Disfrutaba con su equipo, al que sólo le faltó algo más de puntería en las botas de Roger para volver a adelantarse antes del paso por los vestuarios.

En el segundo tiempo, el Levante UD, algo más cansado, retrasó unos metros su posición. También porque el Sevilla empujó con más intensidad. Aún así, Morales se desmarcó bien a la espalda de la zaga en un pase largo. A la hora de culminar la jugada se le hizo pequeño el arco.

Pese a que Lukic protagonizó uno de sus mejores partidos, Banega impuso su talento y el Sevilla embotelló a los de Paco López, que aceptaron el trato de jugar a la contra. Sarabia pudo marcar, pero también Campaña. El exsevillista está con tanta confianza que intentó convertir un gol olímpico. Soria lo evitó por los pelos.

La siguiente fue para Morales. Campaña sentó a dos rivales en un homenaje a Iniesta y dejó a Morales mano a mano con el meta sevillista. Con el Ciutat cantando el segundo, su remate, forzado y con la zurda, se marchó fuera. Orriols aplaudía a rabiar a los suyos y a partir de ahí llegaron los mejores minutos de la temporada y, posiblemente, de los últimos tiempos en Primera. Lukic, Campaña y Bardhi, como si hubiesen soltado el lastre de todo el año, comenzaron a inventar sobre el césped, jugando como niños en el patio del colegio. Jason, recién salido al campo, se inventó una volea al más puro estilo Van Basten y Soria volvió a lucirse.

Pero a 15 del final llegó lo inevitable. Un pase de Campaña al hueco lo remachó Morales a la red con el portero a media salida. Fue el broche de oro, el éxtasis, la culminación del mejor rato de fútbol que ha disfrutado Orriols en mucho tiempo. El Ciutat celebró la salvación con la ola y los jugadores se desmelenaron. Paco quitó a Morales y la ciudad se rindió en una emotiva ovación. Noche para el recuerdo.