Quién se lo iba a decir hace tan sólo unos meses, cuando Muñiz prefería dejarlo sin convocar, en la grada. Sin embargo, después de un formidable final de temporada con la camiseta del Levante UD, con un triplete goleador ante el Barça, Emmanuel Boateng debutó ayer con la selección de Ghana.

En su estreno internacional, en un amistoso contra Japón, Boateng fue el autor de uno de los dos goles con los que el combinado africano se impuso al equipo nipón (0-2). Esta vez, el delantero granota prolongó su idilio con el gol desde los once metros, gracias a un lanzamiento con el que engañó al portero rival y certificó la victoria de su selección.

La diana de ayer no fue más que la culminación de una remontada personal que ha desembocado en la consolidación de Boateng como uno de los delanteros fijos para la plantilla del Levante UD la próxima temporada, con Paco López, el gran culpable de su evlución futbolística, como dueño del banquillo de Orriols.

El joven ariete ghanés, que acaba de cumplir 22 años, llegó en verano convertido en la gran apuesta de la dirección deportiva levantinista. El club invirtió cerca de 3 millones de euros en su traspaso desde el Moreirense, pero aterrizó en València con notables carencias tácticas. Muñiz trató de corregirlas en el inicio de la competición y durante meses no fue extraño ver en Buñol, una vez terminado el entrenamiento, al técnico asturiano con el delantero africano repasando conceptos sobre el terreno de juego. Boateng pagó caro el proceso de adaptación, se quedó sin minutos y en sus escasas apariciones desperdició sus oportunidades para convencer. Un gran sector del Ciutat perdió la fe y utilizó su fichaje como arma arrojadiza contra Tito. Su primer tanto, de hecho, llegó en febrero, ante el Real Madrid.

No obstante, Paco López lo cambió todo. El entrenador de Silla ha empleado muchas horas en sesiones de vídeo con las que ha pulido los errores tácticos de Boateng, quien, como el resto de sus compañeros, ha crecido en el campo gracias a la confianza. Su gol frente al Eibar, decisivo para el Levante UD, le permitió recuperar el cariño del público. A continuación, su lesión en Girona, donde literalmente se dejó la cara, y su fulgurante recuperación, con máscara incluida, le hizo ganar números dentro y fuera del vestuario. Luego vino el Barça.

Ayer, con 22 años, lo celebró con su primer gol con Ghana.