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Natzaret, más granota que nunca

Natzaret, más granota que nunca

Natzaret, mayoritariamente, contempla el proyecto de la ciudad deportiva del Llevant como un punto de inflexión para el antiguo pueblo de pescadores, sin playa hoy, ni barcas varadas en ella, ni acceso al mar desde los años 70, por la expansión de los muelles. El Puerto de València es uno de los grandes motores de la economía valenciana y se asocia, sin ambages, a la generación de riqueza en nuestra tierra. Su enorme crecimiento en el último medio siglo, sin embargo, dejó víctimas por el camino como Natzaret (o La Punta), cuyos vecinos, al despertar, veían la playa y el horizonte, y desde los años 70 sólo ven un muro y un mar de grúas. La catástrofe urbana y social, sumada al abandono por parte de las instituciones públicas, ha sido superlativa para miles de vecinos que vieron menguar su calidad de vida durante décadas.

El puerto y València contrajeron, así, una deuda inmensa con Natzaret, que tiene desde hace unas semanas la esperanza de que la escuela de fútbol granota se convierta en el catalizador que rompa la inercia decadente de Natzaret y cambie el rumbo de la historia, además de regenerar el punto de encuentro del barrio con el puerto, rescatar como zona verde y deportiva un inmenso solar e iniciar el adecentamiento del tramo final del viejo Guadalaviar.

Para el Llevant sólo tiene cosas positivas trasladar Bunyol a Natzaret. El club, en el momento de mayor crecimiento de su historia, vuelve junto al mar, a sus orígenes, al epicentro del sentimiento levantino. La escuela sale al fin de ese maravilloso pueblo que es Bunyol, un sinsentido que nunca debió suceder. Todas las secciones podrán volver a sentir el aliento de la hinchada granota. Así fue durante décadas en el histórico campo de la Malvarrosa, heredero del de Robillard, donde jugó el Llevant muchos partidos en los albores del siglo XX. Allí nació el Atlètic Llevant, de la fusión, en 1962, de dos filiales del club, el CD Portuarios y la UD Malvarrosa.

La transformación de la fachada marítima de València no tiene marcha atrás. Y una de las claves es la regeneración de la desembocadura del Turia. Una entidad privada, el Llevant, toma la delantera, haciéndose cargo de 99.000 metros de solar inerte para convertirlo en un hito deportivo sin precedentes en el cap i casal, y sin que a las instituciones les cueste un céntimo.

Julio Moltó, histórico representante vecinal, aplaudió el proyecto y reivindicó que se preservara el nombre de Benimar, que se agilizará la T2 y se conectara con el Cabanyal para comunicar toda la València marítima con un transporte público eficaz. Una semanas después, el president de la Generalitat anunciaba la licitación de la L10 (antigua T2), el ansiado proyecto «interruptus» de tranvía/metro que es decisivo para conectar Natzaret y el centro. Dos de las noticias más esperadas para los vecinos de Natzaret llegan juntas: la reactivación de la T2 y la regeneración de Benimar. Gracias al Llevant y a la buena disposición de ayuntamiento, Generalitat y puerto. Música celestial para el levantinismo, para Natzaret y para todos los valencianos.

Peña Nazaret de 1953. Fue de las más activas en los años 50, cuando el peñismo blaugrana salvó al club de su desaparición. Presidida por Salvador Peris, la directiva estaba formada en 1953 por Pedro Martínez, Juan A. Ginés, Tomás Tatay, Antolín Martín, José Estrela, José Bensi, Juan Yedra y Roberto Tormo.

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