El Levante UD se ha gastado casi todo lo que ingresó por el traspaso de Lerma (30 millones de euros), pero comete errores tan infantiles en defensa que hacen estéril la inversión. Lo de ayer fue un ejemplo: los fallos de Oier, Postigo y Prcic, por enumerar solo los que acabaron en gol, pusieron en bandeja al Sevilla una victoria más fácil de lo que esperaba.

Pero esos errores vienen repitiéndose y están lastrando a los azulgrana. Ya sucedió contra el Celta, se repitió ante el Valencia y continuaron en Cornellà frente al Espanyol. Un punto de 9 posibles. Preocupante. Una apuesta por el fútbol ambicioso, atrevido, de tutear al rival y de no rehuir del intercambio de golpes se puede convertir en suicida si atrás no eres solvente.

En una mañana bochornosa, con un calor sofocante, el Levante -lo que son las cosas- tuvo un gran comienzo, el mejor de lo que llevamos de Liga. Mayoral primero y Roger y Bardhi en una doble ocasión desbaratada por un gran Vaclík pudieron adelantar al los granotes cuando no se habían cumplido los primeros 10 minutos. Sin embargo, un minuto más tarde el Sevilla, en su primera llegada, se aprovechó de la inicial indecisión de Postigo para hilvanar la acción que culminó Ben Yedder.

Pero el bofetón no tumbó al Levante y en la siguente jugada Roger establecía el empate. El Sevilla se tenía que multiplicar para frenar las acometidas locales y Bardhi pudo darle la vuelta al marcador. Cuando mejor estaba el Levante, nuevo golpe del Sevilla y nuevo error local. Esta vez fue Oier el que se quedó a media salida y el regalo no lo rechazó Carriço para volver a adelantar a los visitantes.

Era el minuto 20 y vuelta a empezar. Pero esta vez el Levante sí acusó el derechazo del Sevilla y anduvo grogui hasta que en el minuto 25 Aleix Vidal cometió un penalti que no pudo transformar. Otra vez se agrandó la figura del checo Vaclík -la antítesis ayer de Oier- para salvar a su equipo.

Más errores groseros

Y en el minuto 35 otro error grosero del Levante. Prcic perdió el balón en el centro del campo y el obsequio lo aprovechó Ben Yedder para marcar el tercer gol. La semana pasada Campaña cometió un falló parecido que le costó el gol de la derrota en Cornellà.

Ahí se acabó el partido. El Levante estaba roto y se presagiaba una goleada de escándalo. Sarabia y Banega hacían lo que querían y los de Paco López eran unos espectadores. Bardhi pudo acortar distancias con una falta que lanzó por encima del marco sevillista. Y en el tiempo de descuento del primer periodo otra acción desafortunada de Oier dejó el esférico a pies de Ben Yedder para que el francés marcara el cuarto gol, el tercero en su cuenta particular.

Para martirio del Levante y de los espectadores, que sufrieron además los rigores de un horario tan demencial como el que lo idea, quedaban 45 minutos más. El intenso calor, además, no invitaba a una remontada heroica.

Pero lejos de machadas el Levante continuó con su carrusel de horrores defensivos como en su día bautizó Héctor Cúper. Los centros laterales son un sufrimiento y a los centrales les cogen la espalda con mucha facilidad. André Silva y Sarabia aumentaron la goleda hasta llegar a la media docena. Simon, que salió en el segundo tiempo, marcó el segundo tanto del Levante cuando el Ciutat de València apenas quedaban espectadores, que salieron despavoridos por el espectáculo y el sol achicharrante. Fueron los héroes de una mañana infernal.