El Levante UD se ha reencontrado esta noche con el triunfo, tres jornadas después, ante el peor Athletic Club que ha pasado por Orriols en muchos años. Apareció la versión lozana y vitalista del equipo de Paco López en la segunda parte, cuando el marcador ya pesaba sobre el grupo de Berizzo, condenado seguramente a la destitución tras el descalabro de anoche. Se vio superado por un Levante UD que respondió con solvencia a lo táctico y a lo psicológico: esperó paciente en el primer tiempo y, tras marcar al límite del descanso, gobernó en la reanudación con su estilo vertical y el ingenio de Campaña, un fenómeno en la visión del fútbol.

La victoria sitúa al Levante UD sexto en la clasificación, con 21 puntos, en zona de Liga Europa, y a sólo 3 puntos de los puestos de Liga de Campeones.

Necesitado de puntos, abrumado en la zona de descenso, el equipo vasco interpretó el encuentro con la obligación de ganar. El equipo vizcaíno vive un estado de indefinición. Su supervivencia pasa por los destellos de Muniain y de Williams, sus dos futbolistas más eléctricos, y por el reaparecido Aduriz, su térmometro y su artillero. Volvió el otro día con dos goles al Huesca, en la Copa, y es el delantero que más le ha marcado al Levante UD (11 goles), sólo por detrás de Messi. En uno de sus escenarios preferidos, no dio señales de vida.

A la posesión más larga del Athletic, el Levante UD respondió con un fútbol directo: tres centrales (Cabado, Róber Pier Chema) para expulsar rápido la pelota y hacer correr a sus delanteros. Una buena elección si Morales está en el campo y si Roger tiene un buen día. Había buenas razones para tapar grietas antes que presionar: el de Paco López es un equipo que se descompensa con facilidad, se parte en dos como el día de la Real o en Huesca.

Campaña, la brújula, y Rochina sostuvieron al Levante UD ante el mayor empuje inicial del Athletic, que hizo más daño por la vía de Williams, a la espalda de Toño. Pero ocasiones, lo que se dice ocasiones, no hubo ninguna clara para el peor Athletic que ha pasado por Orriols en muchos años.

Cuando el partido asomaba al descanso, Chema encontró un premio inesperado. Entre los goleadores profesionales y aquellos que nunca comparecen, existe una especie singular: los goleadores oportunos, puntuales, una especie de estimulante en estados de necesidad. Chema, el defensa que anotó el tanto de la temporada pasada al enganchar una volea, al estilo Zidane, ante la Real, abrió el marcador con un zapatazo desde el corazón del área, cuando se había sumado al remate en un lanzamiento de falta, en la última acción del primer tiempo. Un tanto estimulante y ansiolítico a partes iguales.

La hoja de servicios del Levante UD mejoró considerablemente tras el descanso. Nada de partirse en dos esta vez. El Athletic se fundió en su ausencia, convertido en un equipo mecánico, nada natural, de esos que ni siquiera satisfacen a los espectadores que juzgan el fútbol por la cantidad de sudor que empapan las camisetas. Una sombra del Athletic de toda la vida que concedió los espacios necesarios para salir goleado del Ciutat de València. Campaña anotó el segundo gol, en el sitio perfecto tras el remate de Morales, y asistió magistralmente a Roger en el tercero.