Muchos aún recuerdan la última gran mala noticia que nos deparó el Athletic. Fue el empate a 2 de la campaña 15-16. Teníamos la victoria en el bolsillo pero no se supo cerrar un partido que en el 89' iba 2-0. Eran tres puntos vitales, el clavo ardiendo al que aferrarse para seguir soñando con la permanencia. Y la desesperanza se instaló definitivamente incluso entre los más optimistas. El chasco fue monumental y a la siguiente jornada llegó la puntilla (arbitral) en Málaga. Quedaban los minutos de la basura, para intentar encajar el drama: la victoria estéril frente al Atlético, que le dejó sin opciones de ser campeón, y el 3-1 en Vallecas, donde Juanfran se retiró cojo y llorando en su despedida como profesional, un triste símbolo para lo que parecía el fin del ciclo del mejor Llevant de la historia. Por fortuna fue un mero lapsus.
De nuevo en Primera, el año pasado el Athletic ganó en Orriols (1-2) mientras los levantinos se exhibían en San Mamés con dos faltas directas enchufadas por Bardhi y el golazo contra Inglaterra en el estadio Azteca de Morales. Noche sublime.
Los leones llegan dormidos a València, ansiosos por despertar, si no es que ya lo hicieron el miércoles en Copa (4-0) ante un Huesca modesto y frágil, que venía de sonrojar a los de López y de evidenciar la endeblez del sistema defensivo granota.
Se ha atenuado la derrota por la ausencia de Postigo, Campaña y Morales y es cierto que el central está soberbio, pero el sevillano y el comandante llevan una temporada con tantos altibajos como el equipo y, en todo caso, la debilidad de la zaga, que tanto lastra al Llevant, tiene poco que ver con ellos dos y mucho con errores persistentes de marca, colocación y coberturas. Ahí está el quid para dar un salto adelante, tras haber demostrado que sobra capacidad para vencer a cualquiera.
El encuentro de hoy es clave: alimentar la resurrección del Athletic con una derrota recortaría hasta 4 puntos la distancia con el descenso, que marcan los leones, y generaría cierta alarma. Un triunfo, empero, lo dejaría a diez puntos y permitiría seguir mirando a Europa. Es el típico partido de 6 puntos que además va a definir el futuro de este equipo: su ambición y sus retos.
