LaLiga Santander: Los goles del Levante - Barcelona (0-5)

LaLiga Santander: Los goles del Levante - Barcelona (0-5)

Leo Messi dejó ayer su impronta sobre el césped de Orriols. Alrededor suyo, un Barça extremadamente práctico partió por la mitad a un Levante UD que tiró más petardos que traca. Al Barcelona le fueron suficientes cinco apariciones del astro argentino para resolver un partido que había iniciado timorato, desde la prudencia de aquel 5-4 de la temporada pasada. Hasta que irrumpió el astro argentino, que ofició como un solista excelso, a veces en compañía de Luis Suárez, para plantar su bandera. Marcó 3 goles y asistió en dos. Cinco pestañeos suyos, cinco goles.

El Barça se presentó en Orriols con tres centrales, un síntoma de respeto al rival que le sacó los colores hace sólo unos meses. Enfrente, Paco López planteó el mismo dibujo, ya habitual en él: tres defensas, también, y Toño y Jason de carrileros. Arriba, Morales y Boateng. El plan: cerrar espacios a Luis Suárez en el balcón del área, presionar muy arriba y jugar con entusiasmo en el campo contrario. El Barça, por el contrario, esperó. El mundo al revés durante un rato. Los granota habían cargado la escopeta de optimismo; el Barça, de prudencia.

El plan de Paco López funcionó correctamente. Los centrocampistas del Barça no encontraron la forma de dar salida al balón para asistir a la gente de arriba. Durante media hora, Messi estuvo desconectado, incapaz de encontrar la forma de marcar el ritmo del juego. El partido tenía buena pinta para el Levante UD, que lo hacía casi todo bien: Bardhi y Rochina sí que conectaban con Morales y Boateng. El africano disparó al zapatazo al larguero, tras marcar perfectamente los movimientos de un «9»: Recepción, giro y disparo.

Al rescate del Barcelona acudió entonces Messi en dos acciones decisivas, la primera en una exhibición de su talento eterno. Le robó la pelota a Bardhi en el vértice del área y dibujó una carrera en diagonal, mientras barría rivales, hasta la otra arista del área. Desde allí filtró con el interior de la bota izquierda, entre las piernas de los centrales, una asistencia maravillosa a Luis Suárez, que remató a media altura, también con el interior, a la escuadra. Apenas un instante después, irrumpió la otra versión del argentino: la del Messi supersónico e insaciable goleador. Aprovechó un pase en profundidad de Busquets y se marchó por el medio a toda velocidad a por el gol. Nada pudieron hacer su perseguidor, Postigo, y Oier, al que el argentino cruzó la pelota al segundo palo como el que pide un café.

Dos parpadeos, dos pérdidas de balón, dejaron el partido resuelto. Demasiado joven murió el choque para todo lo que le quedada por ofrecer al Levante UD, que no sólo proponía pelea, sino también fútbol, corazón, esas sensaciones.

El tercer pestañeo del Barça llegó nada más volver del descanso. Otra vez, Messi. Remató desde el centro del área tras una «dejada» de Luis Suárez, ese movimiento en desuso, con el que desconciertas a una defensa entera, que tan bien ejecuta el uruguayo.

A la hora de partido, la crónica ya estaba escrita. Con casi toda la segunda parte por delante, el choque siguió su curso. Un equipo, el Levante UD, que proponía buen fútbol, y un rival, el Barça, imperial en la efectividad. Se abrieron huecos para Dembelé, y para Arturo Vidal, que colaboró en el cuarto gol, obra, cómo no, del fascinante Messi, del que ya no queda nada por escribir.

Al vendaval ofensivo del Barça no sobrevivió Cabaco, expulsado por una dura entrada a Dembelé. El partido se quedó a expensas de alguno más del Barça. El premio fue para Piqué, que finalizó la jugada que él mismo había iniciado desde su área. Bastante hizo el Levante UD con regalar una primera media hora prometedora.

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