Hay una época del año donde los regalos son los protagonistas. Me estoy refiriendo, como todos ustedes saben, a la Navidad. Resulta que estamos terminando enero y los días de regalar han quedado muy atrás, pero parece que se les había olvidado a los jugadores del Levante, sobre todo en la segunda parte del partido del sábado pasado jugado en Sevilla. No sé si pensaban que eran Papá Noel o los Reyes Magos.

El Levante jugó una primera mitad con muy buen criterio, no dejando a un equipo como el Sevilla, y más en su campo, hacer su futbol, cerrándose perfectamente y en algún momento acercarse con peligro a su portería. El Sevilla venía de unas últimas actuaciones no muy convincentes, perdiendo puntos en Madrid frente al Real, en Bilbao ante el Athletic Club, en el Sánchez Pizjuán contra el Atlético de Madrid y empatando en Leganés. La última victoria se remontaba al mes de diciembre en casa ante el Girona, a quien venció por 2-0; no es que fuera un rival muy asequible, pero sí al que se le podían complicar las cosas a poco que el rival se lo pusiera entre ceja y ceja.

Eso hizo el Levante en los primeros 45 minutos, pero después, cuando los aficionados estaban ilusionados con lo que habían visto y se las prometían de lo más felices, llegó lo que el refrán dice, «el jarro de agua fría». Y yo digo «de agua súper helada». Fue salir del descanso, encajar un gol y desaparecer del campo. Desaparecer por completo. Volver la vista atrás, al mes de diciembre y al tiempo de Navidad. Señores, los regalos llegaron al Sánchez Pizjuan. Uno tras otro. Cada regalo era un gol en contra. Pases fallados, penaltis sin venir a cuento, no trenzar prácticamente una jugada, todo eso ante un equipo herido te lleva a lo que te lleva. A la derrota. Ya sé que perder en liga por 5-0 es lo mismo que perder por 1-0 , 3 puntos, pero la lectura no es la misma

Yo que he estado en Sevilla esta semana pasada y justo el viernes volvía a casa, sacaba pecho por el equipo tomando una cerveza con mi amigo Carlos Herrera, bético hasta las trancas como él dice, pero no pude cumplir el objetivo. Ganar al Sevilla y dar una alegría a sus más directos rivales.

En fin, otra vez será. Lo que sí es cierto es que Machín se impuso a Paco López. Si esto lo traslado al mundo musical, Los Angelitos Negros de Machín se impusieron al Patio de López y eso que se jugaba en un patio andaluz. Grandes los dos sin duda. Don Antonio Machín y Pablo López, cada uno en su momento, pera el primero ya pasó hace mucho tiempo y el segundo está ahí siendo de lo mejor que hay hoy en el panorama musical español.