El Levante UD remató anoche su semana negra con una derrota lacerante. Conmocionado por la detención de Toño y la marcha de Jason al Valencia CF a final de temporada, el equipo de Paco López pasó por Mendizorroza con muy poca determinación. Recibió un gol en un córner y, después, buscó el empate con candidez: no fue capaz de crear una ocasión clara en todo el partido el día que su entrenador cambió el sistema a un 4-4-2, obligado por las circustancias. El resultado fue el de una derrota justa que sitúa al equipo azulgrana en una situación delicada. Décimo cuarto, sólo 4 puntos le separan de la zona de descenso. Necesita, más que nunca, líderes que levanten el vestuario. Un soplo de ánimo en un momento difícil.

La defensa del Levante UD fue un flan durante el primer tiempo. El Alavés, que no había ofrecido nada deslumbrante, tuvo más peso durante el primer tiempo. Especialmente por la banda de Luna, por donde el japonés Inui, debutante ayer, se movió con comodidad a base de zigzags. Pasado el cuarto de hora, el lateral que sustituye a Toño obsequió al rival en la salida del balón y la jugada terminó con un remate de Calleri que escupió al césped la parte inferior del larguero.

En los partidos tacaños de oportunidades, el gol se cotiza carísimo y el Alavés no desaprovechó su segunda ocasión. Un córner rematado, desde el segundo palo, por Laguardia, con una blanda oposición de Doukouré. También pudo hacer algo más Aitor, que demostró el estado nervioso del Levante UD en un fallo que casi cuesta el segundo tanto al no atrapar la pelota. La primera parte terminó con un susto morrocotudo. Morales cayó al suelo tras una entrada muy sucia de Wakaso. El Comandante se tocó la rodilla, bramando de dolor, y se temió lo peor. Regresó al campo poco después y pudo seguir jugando el partido.

El centro del campo granota fue otra laguna sobre el césped de Mendizorroza: Vukcevic, intrascendente, fue relevado por Bardhi nada más empezar la segunda parte, y Doukouré cometió más errores que fallos. Una lástima, porque el balón no llegaba a las bandas, donde no hubo nota en el examen a Jason.

El Levante UD adelantó líneas tras el descanso, pero su juego ofensivo fue infructuoso y el tiempo se le consumió en un fútbol previsible, sin nadie que se decidiera a poner algo de mala leche al asunto. Muchos córners, pero poca pólvora. Ni un disparo entre los 3 palos. Y no fue porque Paco López no lo intentó: con Bardhi, Morales, Roger, Mayoral y Dwamena, este al final, se esperaban más ocasiones de gol. El que marcó fue el Alavés, en el descuento, para rematar una faena demasiado fácil. Al Levante UD no sólo le faltaron ideas, sino fuerza y contundencia. Es hora de pasar por el diván porque se acerca el tramo decisivo de la temporada.