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Tribuna

Confianza en Quico y en López

Quico Catalán, en las oficinas del Levante UD. j.m. lópez/sd

Un tipo a quien no conozco me suelta en el ascensor: «Mala hora mañana». «¿Cómo dice?». «El Llevant -se explica-. Mal horario». Es el Paint it black de los Stones. Lo veo todo negro e incluso el horario es parte de un destino calamitoso. Hay que escapar de esta espiral. En Balaídos. Hoy. Haciendo trizas la estadística.

Hay quien afirma que nos ha mirado un tuerto, pero es lo mismo que cuando Juan Ramón, camarada de grada, se queja porque todos los balones le caen al rival y yo le digo que no es mala suerte, que es disposición sobre el campo e intensidad. De igual modo, los problemas en Orriols tienen que ver con una estructura de club debilitada que, de repente, muestra sus costuras.

A unos cuantos futbolistas levantinos les tira la noche, y de esos lodos estos fangos. Sin embargo, no hace tanto que el club tenía a gala confeccionar las plantillas con criterios futbolísticos pero también extradeportivos. Y el problema no sólo es la noche: habría que atender al carácter, la profesionalidad, el liderazgo, etcétera. ¿Cuándo dejó de ser así? Ese desequilibrio hoy lastra el potencial del equipo, sin duda.

Para un club como el nuestro la cantera debiera ser esencial, pero apenas llegan futbolistas al primer equipo y la política de blindaje no siempre funciona. De ahí el caso Jason y otras situaciones desequilibrantes.

En toda empresa (y más en las futbolísticas, donde los sentimientos son una variable esencial), el equilibrio en la estructura es un factor de éxito decisivo. Nadie dice que sea fácil conseguirlo, y además tener las cuentas saneadas, capacidad de crecimiento y mantenerse en Primera. Al contrario: es tan difícil que en 110 años el Llevant nunca lo había conseguido.

¿Cómo se sale de este Paint it black? Sin duda, con la autocrítica que permita mejorar, coyuntural y estructuralmente. Y con optimismo. No podemos perder de vista que este equipo es muy capaz de sumar de tres en tres; que hay 6 rivales que desearían tener 27 puntos; y que Paco López y Quico Catalán son muy buenos.

El Llevant nos ha regalado la mejor década de su historia, con Catalán al frente, quien, pese a su complicada situación familiar, va a enderezar el rumbo para superar esta coyuntura, y va a aprender de los errores para fortalecer la estructura. Y el equipo, con López, va a ganar, como mínimo, cinco de los quince partidos que quedan.

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