El VAR, el mismo sistema que hizo justicia en la victoria del Levante UD (1-2) en el Bernabeu en septiembre pasado, golpeó ayer con dureza al equipo azulgrana. Dos penaltis, uno invisible que el árbitro decretó por orden de los supervisores de la jugada sin revisarlo, dio ayer la victoria al Real Madrid en Orriols. La decisión de Iglesias Villanueva de ignorar la comprobación de la jugada, en la que Doukouré chutó al aire ante Casemiro, que se lanzó al suelo como si hubiese recibido un disparo en la pierna, obliga a la reflexión. ¿Por qué el colegiado no trató de verificar una acción que era de todo menos clara, cuando sí que lo había hecho con la mano de Bardhi del primer gol? La pregunta tiene una posible respuesta: el VAR, que al principio no tenía en cuenta el color de las camisetas, que se presentaba limpio y honesto, ha ido involucionando hacia la parcialidad a la hora de interpretar las jugadas. Todo en orden otra vez.

La polémica premió al equipo que menos méritos hizo por la victoria. Fue mejor el Levante UD, que durante gran parte de la noche impuso su organizado dibujo y jugó a ratos con mucha clase y profundidad.

El partido comenzó marcado por la sublime actuación de Rochina, el jugador que mejor congrega ahoras las cualidades del Levante UD. Tiene clase, recursos e ingenio. Ejerció de mariscal en el medio campo, bailando con la pelota y enviándola con precisión a sus compañeros.

Junto a Rochina, como es costumbre, López alineó a Campaña y Bardhi en el medio campo pese al potencial del rival. Ningún futbolista de corte defensivo por delante de la defensa para empezar. Ese es el ideario del Levante UD de Paco López.

Tras unos minutos de análisis de la situación, el Levante UD entró en el partido a saco. Lo hizo con un fútbol maravilloso, intenso pero no desbocado, de una precisión absoluta tanto para jugar la pelota como para desactivar al Real Madrid,al que sometió durante un buen rato. Rochina dirigió la máquina; Simon, Morales y Roger abrieron huecos en la defensa. Por detrás, los tres centrales se sumaban al juego sin ningún tipo de complejos. Sólo alguna incursión de Vinicius, por la izquierda, y de Lucas Vázquez por el otro costado, pusieron en algún apuro al Levante UD, que se replegaba con un orden asombroso. Sin Modric en acción, el Madrid estaba sin plan.

Nada que ver con el fútbol más vivo de los granotas, que sí disfrutaron de sus ocasiones claras para marcar. La mejor, un remate de Róger al palo, al que llegó forzado tras peinar la pelota Róber Pier. El defensa también estuvo a punto de marcar, en un chut desde el corazón del área.

Durante mucho tiempo, el Levante UD jugó agrupado en pocos metros, sin distraerse, con cada futbolista metido en su función y con una presión asfixiante que impedía salir al Madrid de su campo. El choque sirvió para confirmar la irrupción de Simon en el equipo, que ofreció un catálogo de recursos como carrilero diestro, una «cola de vaca incluida» para dejar en el camino a Carvajal y Nacho.

El Madrid, que no había olido la pelota en media hora, se encontró con un regalo inesperado al límite del descanso. Bardhi cometió la ingenuidad de la noche: levantó la mano mientras saltaba para tapar el centro de Modric, al borde del área. El árbitro confirmó la mano en el VAR y Benzema anotó el penalti. El partido estaba tan abierto que el Levante UD rozó el empate nada más sacar del centro. Morales leyó el excelente desmarque de Róger, que volvió a estrellar la pelota en el palo, esta vez con toda la portería para él. El resultado al descanso no hacía justicia.

El Madrid aprovechó la coyuntura del partido para salir en busca del segundo gol tras el descanso. Pero en ningún momento dio la sensación de poder enterrar a su rival. Bien mirado, era el tipo de partido y de escenario para que el Levante UD sacase tajada a su fútbol valiente. Superado el cuarto de hora, Róger encontró el premio a las excelentes prestaciones de su equipo y a las suyas propias. Remató como un «9» de toda la vida un centro de Morales para establecer el empate. El delantero valenciano es el máximo goleador español junto a otros cinco.

Paco López había dado entrada a Doukouré por Rochina, amonestado. Campaña acaparó entonces el control del juego en la última media hora, en la que cualquier cosa era posible. Aitor sacó una mano salvadora ante Vinicius, que demostró su velocidad supersónica ante Vezo, en uno contra uno.

A continuación, llegó la acción polémica del partido. Casemiro cayó en el área ante la patada al aire de Doukouré, que rozó la pierna del portugués. El VAR decretó que fue suficiente para desestabilizarlo. Esta vez fue Bale, recién entrado al campo por Benzema, el que anotó. Quizá el centrocampista rozó la espinillera de Casemiro, quizá, pero resultó sorprendente que Iglesias Villanueva no acudiera a revisar la jugada en la pantalla. La máxima de «ante la duda no se pita» fue totalmente ignorada.

Ya no había tiempo de reacción para el Levante UD, limitado en el juego de precisión con Doukoure y Vukcevic en el campo.