Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Tribuna

Enderezar el rumbo

Enderezar el rumbo

Los arquitectos que diseñaron Anoeta ni sabían de fútbol ni de vida. Sólo de volúmenes, pesos y medidas. Cuando proyectaron el nuevo estadio desatendieron el ambiente que había irradiado Atotxa desde 1913, sin el cual la Real ni sería lo que es ni, desde luego, hubiese ganado dos títulos de Liga. Mientras delineaban estructuras y gradas no eran conscientes de por qué la portería que defendía Arconada era siempre más baja y estrecha que la del rival, o por qué los balones laterales que servía López Ufarte se postulaban a un palmo de la raya de gol para que Satrústegui los empujara a la red. Y es que el fútbol vasco -y el cántabro y el asturiano- siempre tuvieron ventaja con sus vetustos campos, donde se confundían el aliento del parroquiano y el cogote del rival.

El Llevant jugó en Atotxa, pero nunca en Primera. Y, tras 39 años de ausencia en la élite, hizo su rentrée en Anoeta, con aquel zurdazo de falta de Ian Harte, que luego neutralizó Nihat. Corría agosto de 2004 y hacía once años que se había estrenado el nuevo estadio. Esta temporada, al fin, Izaskun Larzabal, que tampoco soportaba más aquel Anoeta frío y distante, lo ha reformado para que la parroquia txuri-urdin vuelva a rugir y a oler el césped recién cortado, como en Atotxa.

Para el levantinismo sólo será un escenario tan óptimo como cualquier otro en el que retomar la senda de la victoria, que significaría, casi, profanar Donosti, ya que el Llevant, en Primera, sólo venció en 2012, con aquel 1-3 liderado por Barkero. Será útil, para lograrlo, olvidar el lamento, más que justo, sobre árbitros y VAR, aunque se haya confirmado que el gol de Rochina debió subir al marcador. Hay que seguir, a pesar de los resultados adversos, con el buen rendimiento ofrecido ante Madrid, Leganés (en la segunda mitad) y Villarreal, apurar el margen de mejora del equipo, y ganar.

Pese a los problemas sobrevenidos, el Llevant sigue bien posicionado para alcanzar el objetivo de la permanencia. A veces no se acierta con las estructuras desde las cuales crecer, como le sucedió a la Erreala en 1993, con el cambio de estadio. Entonces no queda otra que reaccionar y enderezar el rumbo. Ciertamente, 26 años parece demasiado, en el caso de Anoeta, pero Paco López y el Llevant tienen la suerte de estar a tiempo? siempre que se ahuyente la autocomplacencia que tanto daño está haciendo esta campaña.

Compartir el artículo

stats