Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Centenarios y más

Centenarios y más

El Valencia CF nació con la vocación de ser el gran club que conectara con amplios sectores de la sociedad y que asumiera la representatividad de nuestro fútbol. Así lo explicamos García Nieves y yo en el primer volumen de la Historia del Llevant UD (2009) donde se detallaban los orígenes del fútbol valenciano. La fundación de cualquier entidad -y más en aquellos tiempos- está motivada por ambiciosas intenciones y grandes expectativas, frustradas a menudo. Más allá, por tanto, de los encendidos discursos del bar Torino, el éxito del Valencia no estribó en sus intenciones primigenias, sino en los hombres que supieron tenerlas presentes durante amplios periodos de este siglo de historia.

Hubo un momento decisivo, el cimiento de los éxitos futuros del Valencia: la disputa por la hegemonía del cap i casal. En marzo de 1919, el Gimnàstic era el gran club de la ciudad. Y así sería hasta 1924. Fue campeón tres veces y subcampeón otra; el Valencia llegó a tres finales y ganó una; el España obtuvo un oro y una plata, y el Llevant FC, un subcampeonato.

A partir de aquí todo cambió: el Valencia ganaría tres campeonatos consecutivos que le auparon a pugnar por una plaza en la Liga que comenzaba en 1928/29. Los merengots consiguieron representar a Valencia ante la Federación, pero fracasaron en su intento de que «la región» tuviese una plaza en Primera, aunque conseguirían el ascenso, por méritos deportivos, tres años después. Y así Mestalla se convertía en el escenario valenciano donde poder disfrutar del mejor fútbol español. Gimnàstic y Llevant no supieron entender la importancia de aquella transición: los campeonatos autonómicos y la Copa perdían fuelle, rápidamente, en detrimento de la Liga. Y blaugranes y blanquinegres perdieron ese tren (los blanquinegres, por cierto, siempre fueron los del Llevant FC; los del Valencia eran blanquets, blanquillos, merengues€).

El Gimnàstic renunció, por principios, a abordar la profesionalización e hizo una defensa acérrima del amateurismo que le condujo a la decadencia. El Llevant FC iba a su aire. Su guerra era ser enseña de la Valencia marítima, orgullo de portuarios y marineros y, desde aquel rincón del mundo, lograr alguna gesta: los Invencibles, el Campeonato valenciano 27-28, el Superregional del 35, ganado al Sevilla; la Copa del 37€ No le interesaba el propósito de Valencia y Gimnàstic de conquistar la ciudad, porque no se sentían ciudad. Así, el Valencia, con potencial económico, apoyado por la burguesía local y profesionalizado, arrolló en unos años al Gimnàstic, y dio el salto a la esfera del fútbol estatal.

Ser del Llevant FC tenía otras coordenadas. Tras la fusión del 39 el 80% de la base social de Vallejo provenía del levantinismo marítimo, que venía de vivir su época dorada prefranquista. El alma, la identidad y el espíritu levantinos también bebieron de esa influencia: los títulos y las victorias eran importantes, por supuesto, pero jamás fueron lo más importante. En septiembre de 2019 el levantinismo celebrará su gran éxito: preservar una forma de ser y de estar en el mundo, más allá del fútbol estricto. Desde hace 110 años, desde antes incluso: desde el momento mismo en que el fútbol valentino nació en la Platgeta.

Desde este sentimiento irrenunciable, desde este fanatismo irracional hemos visto las celebraciones y cómo amigos y conocidos sentían el justo orgullo de ser del Valencia y de ser centenarios. Muchas felicidades a todos ellos, de corazón.

Compartir el artículo

stats