P ¿Qué espera del derbi contra el Valencia este lunes en Mestalla?
R Toda nuestra plantilla está ilusionada y emocionada. La ciudad de València vive los derbis con mucha intensidad por la competencia que hay. Desde las dos instituciones se ha trabajado mucho para que venga toda la gente posible a Mestalla y queremos, como equipo, llevar el escudo del Levante a un victoria.
P ¿Siente presión por jugar contra su exequipo?
R No, intento hacer cada partido como si fuera el último que me queda porque, después de haber pasado dos lesiones, me ha cambiado la forma de salir a jugar. Soy un jugadora tranquila como David Silva, uno de mis referentes, y me dedico a disfrutar y a ayudar en todo lo que pueda.
P El VCF viene de una situación complicada.
R Sí, ha habido un cambio de entrenador debido a los malos resultado. Ellas van a salir a comerse el césped.
P ¿Una de las claves del futuro es que por primera vez en Mestala se cobre entrada para verlas jugar?
R Sin duda, es la primera vez que se va a hacer en Mestalla y es triste decir que, muy poco a poco, el deporte femenino va en aumento. Es bueno que cada año venga más gente y se abran, cada vez más, estadios de clubes importantes. La afición cuando viene a vernos repite porque les gusta nuestro juego.
P ¿El secreto para que crezca el fútbol femenino?
R La profesionalidad. Tanto los clubes como las jugadoras actúan de manera profesional y, por eso, creo que estamos creciendo. El futuro depende de nosotras y de los patrocinadores que puedan apostar por nuestros equipos. Es muy positivo que se nos retrasmitan partidos en abierto por televisión.
P ¿Conoces a Carolina Miranda (primera entrenadora en la historia del Valencia CF y debutante con el banquillo este lunes)?
R No, pero, en mundo del fútbol, siempre se dice que los cambios de entrenador vienen con victoria porque la mentalidad del equipo se transforma. Esta vez no va a ser así porque nosotras vamos a dar el máximo para llevarnos el partido. Que haya una nueva entrenadora en el futbol femenino es un plus para el deporte. Hay muy pocas entrenadoras en la Liga Iberdrola y, estoy segura, de que hará un buen planteamiento de lo que queda de temporada.
P Jugó tres años en el VCF, ¿ofreció allí su mejor versión?
R Sí, en el Levante me siento una jugadora más completa, pero crecí en el Valencia y adquirí esa parte defensiva que no tenía. Fue mi momento de explosión y alcancé, de manera definitiva, la madurez. El entrenador me hizo sacar el balón desde atrás, desde más abajo y ser defensivamente más agresiva. Tener esa comodidad en el centro del campo me faltó en la Real Sociedad el pasado año porque jugaba más arriba, de enganche con el delantero, pero, ahora, lo he recuperado en el Levante.Me gusta tener balón, notar esa sensación de que entro en el juego y, además, ayudar a que metan goles las compañeras.
P ¿Qué recuerda de su paso por el VCF?
R El juego que desarrollamos en el campo. Empezamos la liga en la mitad de la tabla y acabamos terceras, la mejor posición que se ha obtenido en la historia del club femenino. Queríamos superarnos como equipo cada año porque competíamos a todos los clubes, tanto al Barcelona como al Atlético de Madrid.
P ¿Por qué hay tanta diferencia del Barça y el Atlético respecto al resto?
R Son proyectos a largo plazo, es decir, las jugadoras llevan coincidiendo mucho tiempo y se conocen muy bien. A todo ello hay que sumarle que tienen un elevado presupuesto y fichan jugadoras de fuera. Ángela Sosa, Jennifer Hermoso o Silvia Meseguer son grandes jugadoras del Atlético. Creo que el Levante va por ese camino pero, este año, éramos más de ocho jugadoras nuevas y acoplar un equipo nuevo para que ruede perfectamente es muy complicado. Pero, aún así, lo estamos logrando.
P ¿Cuál fue la importancia del técnico argentino Cristian Toro esos tres años en el Valencia?
R Fue una persona líder, no dejaba a ninguna jugadora bajarse del equipo y eso nos hacía estar alerta. Era un entrenador muy intenso, tanto en la motivación que trasladaba antes de los partidos como en los entrenamientos. La esencia que él tenía era pura agresividad para pelear cada balón y, eso, hacía que todas las jugadoras estuviéramos centradas en el partido. Creo que consiguió la mejor versión de todas las que estábamos allí.
P Y en 2015 volvió a romperse el ligamento cruzado.
R Sí, esa lesión marcó un antes y un después para mí porque me encontré con Gonzalo Bau, una persona que me hizo mejorar no solo deportivamente sino también psíquicamente. Ahora, además, lo tenemos de preparador físico en el Levante. Estuvo las veinticuatro horas pendiente de mí y, en el proceso de rehabilitación de la rodilla, hacía actividades al aire libre en la montaña y en la playa.
P ¿Qué consejos le daba el preparador físico Gonzalo Bau?
R Me hizo ver la parte positiva de toda la rehabilitación y volví más fuerte. Antes de la lesión tenía muchas manías y, cuando me recuperé, me las quité todas. Era una jugadora muy supersticiosa porque tenía miedos y dudas. Me creía que cualquier cosa me daba suerte para sentirme cómoda en el campo. Es decir, me ataba la bota de una manera, me ponía un tipo de ropa, el día antes de partido no salía de casa…
P ¿Por qué tenía esos miedos?
REra una jugadora que me metía muchísima presión y exigencia y, cuando fallaba un pase, me venía abajo. Eso ya no me pasa, pero era tan exigente que los partidos tenían que ser de sobresaliente o notable alto, no me permitía jugar a un nivel normal porque me machacaba.
