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Tribuna

Última bola de partido

Última bola de partido M.A.Montesinos

No hacerlo es meter un pie y medio en el fango. Valladolid y Girona tienen calendarios terribles. A la hora de escribir esto desconozco los resultados de ayer noche pero, sean cuales sean, el Llevant viaja el domingo al Camp Nou, donde el Barça podría proclamarse campeón. Hoy es el día para sacar la cabeza y respirar. O el drama será inminente. Aun en esta situación no seré yo quien contribuya a construir la tragedia ni a visualizar las consecuencias, verbalizando la hipótesis. Sigo convencido de que este equipo, con todo su talento, y a pesar de sus defectos, va a ser capaz de ganar dos partidos, como mínimo. Y también de que la victoria hoy disparará la autoestima y la confianza.

Hay vacas sagradas en este vestuario en las que hace tiempo dejé de confiar. Como ellos se esconden, Vezo, ese recién llegado, ha asumido el rol de jefe. Verlo ordenar, cabrearse y celebrar, en este grupo tan proclive a la indolencia, es una bendición. Ante el postureo de otros, aplaudo también la actitud de Jason, un tipo que sabe que no seguirá y que se le pitará durante años, cuando visite Orriols, pero que el día del Espanyol se cruza 60 metros en el 82' para asistir a Róger y que celebra con más rabia que nadie el 2-2. Esos son mis líderes hoy. Y Coke y Bardhi, pese a su irregularidad. Y Aitor. Y el de los 12 goles, el del kickboxing con los centrales. Si el resto se arromanga como ellos, media victoria ya está en el bolsillo.

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