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Bombeja Agustinet

Noche de verano, bocadillo, derbi y victoria

Aquel 0-3 en Vila-real puso líder de la Liga 11/12 al Levante. efe

El Villarreal no se nos da bien. Ni mucho menos. Aunque recordemos con enorme afecto aquella victoria por 0-3 en el Madrigal que puso al Llevant líder de La Liga por primera vez en su historia. Era la jornada 9 de la temporada 2011-12 y aquella escuadra, dirigida por J. I. Martínez, deleitaba al levantinismo. Sin embargo, en muchos derbies en la élite els groguets se han llevado el gato al agua en Orriols: ocho victorias de once visitas, y sólo tres derrotas. Una auténtica calamidad.

Muchos recuerdan también aquella derrota en Copa, en 2001, cuando Martín Palermo se partió la pierna al celebrar, como el loco que era, el 0-1, ya en la prórroga. El murete que sostenía la valla se vino abajo en aquel destartalado Ciutat de València y el suceso conllevó una agría polémica. Fernando Roig se preguntó cómo podía suceder algo así en el fútbol profesional y Paco Fenollosa (en aquel momento aún no era presidente de honor, sino directivo, con Villarroel) le respondió que el Madrigal siempre había sido un «corral de vaques».

Fue aquella, por cierto, una campaña de inflexión en el historial blaugrana: el pozo de la Segunda B se evitó por el descenso administrativo del Burgos y permitió renacer a un Llevant que ya no perdería de vista el norte de la élite, con una megacrisis de por medio.

El curso pasado, en plena mala racha de resultados, y jugándose la permanencia, el Llevant mereció vencer al Villarreal pero cayó derrotado por 0-2, en el último suspiro, contra el VAR y contra el infortunio.

Hoy toca dar una patada en el trasero a todos los malos augurios y a las estadísticas pretéritas y conseguir los tres puntos que el equipo mereció llevarse de Mendizorrotza. Los del «submarino» empataron a cuatro ante el Granada, mostrando una alarmante fragilidad que hoy deberíamos saber aprovechar, con el Ciutat hasta la bandera, y con 21.000 abonados.

¿Cómo hacerlo? Hay a quien el planteamiento de Paco López en Vitoria le pareció un experimento. Sin embargo no es más que la disposición con la que, por ejemplo, se conquistó la permanencia en Girona. La que dio equilibrio al equipo, frenó la sangría defensiva (el Alavés no tuvo ni una sola ocasión de gol clara) y puede sacar todo el partido a las muchas virtudes creativas y ofensivas del Llevant.

Una derrota injusta no puede ni debe generar dudas sobre la potencialidad de este equipo. El de hoy es un partido importante para sumar los tres puntos, pero sobre todo para contrastar el potencial de una apuesta que, si ya era firme con el nuevo rol de Nikola Vukcevic, aún lo es más tras la llegada de Radoja. Nos esperan grandes tardes de fútbol en Orriols. Y noches. Que la de hoy sea la primera. Noche de verano, bocadillo y derbi. Un momento idoneo para rescatar el espíritu de aquel 0-3 en el Madrigal.

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