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El quid de este llevant

El quid de este llevant

No sabría decirles si veo el vaso medio lleno o medio vacío, la verdad. En todo caso es innegable que existe cierta preocupación entre el levantinismo. Para algunos una derrota en Nervión por 1-0 y en el 85' es más que digna. Otros entienden que el Sevilla pudo humillar al Llevant en la segunda mitad, que hubo errores tácticos de bulto y que Navas y Ocampos podían haber hecho un siete a los blaugrana, si sus balones al área hubiesen encontrado acierto en el remate. No es menos cierto que la primera mitad se disputó de tu a tu, que la escuadra de López hiló un buen fútbol y dominó por momentos y que tuvo opciones para adelantarse.

Las preguntas de siempre. ¿Por qué el equipo se cae a menudo en las segundas partes? ¿Por qué se insiste en una apuesta ofensiva de los laterales cuyo beneficio se anula por el sacrificio que otros futbolistas deben hacer para cubrir las carencias en defensa? ¿Se puede permitir el Llevant jugar con dos extremos incapaces de hacer coberturas (o de hacerlas bien)? Y sobre todo, la gran cuestión, que sí que se suele responder: ¿por qué el Llevant cambia su dibujo táctico e incluso los peones que lo han de ejecutar, prácticamente cada partido? La respuesta suele ser una encendida defensa de la elasticidad táctica. En el Pizjuán Melero, que apenas había tenido protagonismo, saltó como media punta y con la presión alta los levantinos jugaban con un 4-2-4. Y Campaña y Morales intentaron restañar, sin éxito, la sangría en que se convirtió nuestra banda izquierda.

¿Flexibilidad táctica? Si el Llevant estuviera jugando bien sin obtener resultados, tendríamos claro qué se puede esperar: un cambio de dinámica, más acierto de cara a gol, un pelín de suerte... Pero este equipo, este curso, ha jugado a rachas. Ha sido en general frágil en defensa y le ha faltado equilibrio y regularidad. Lo que López defiende como flexibilidad táctica (y que alaban sus colegas) muchos lo interpretan como probaturas y más probaturas sin dar con la tecla.

Equilibrio. Llega un Espanyol mucho más peligroso de lo que dice la tabla y en el que ya se percibirá la mano de Machín: un rival correoso, atrevido y vertical. El Llevant intentará lo de siempre: seguridad defensiva, coberturas eficaces, buen trato de balón en la medular y bandas amenazantes. Son las virtudes que ha mostrado el equipo de López cuando ha jugado bien. Parece sencillo pero encontrar el equilibrio entre todo ello, sin que los desajustes dinamiten la confianza de los futbolistas es el quid de la cuestión.

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