Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Bombeja Agustinet !

Cambio de galones

Cambio de galones

Anoeta se le da regular al Llevant. Muchos recuerdan el subidón del gol de Harte en 2004, después de 39 años ausentes de Primera. Aquel once blaugrana saltó tan bien plantado y con tal desparpajo al imponente escenario donostiarra, que parecía que llevara toda una vida en la élite. El partido se saldó con empate. Luego las cosas (y sobre todo los arbitrajes) se torcieron de forma insospechada y el sueño mutó en espejismo. En los siguientes nueve enfrentamientos en el feudo de la Real el Llevant consechó cuatro empates más, cuatro derrotas y sólo una victoria.

1-3. Fue en la mágica temporada 2011-12. No pretendo establecer una de esas comparaciones odiosas e incluso tendenciosas, ya que ese equipo alcanzó, de la mano de Juan Ignacio Martínez, la Europa League. Pero permítanme una reflexión. Munua; Pedro López, Ballesteros, Navarro, Juanfran; Iborra, Farinós; Botelho ( Suárez 68'), Barkero, El Zhar ( Xavi Torres 80'); y Koné ( Ghezzal 62') jugaron como los ángeles aquel día y muchos otros. Aquel equipo no tenía, tal vez, tanta técnica como el actual, pero se batía el cobre en cada balón dividido y no se dejaba ni un aliento para la ducha.

Sólo Radoja. Los laterales subían pero eran sólidos en defensa; había una dupla de contención (con buen trato del esférico); extremos solidarios como El Zhar, Juanlu o Valdo; un media punta, Barkero, que conectaba el juego ofensivo y se fajaba en la medular. El equipo estaba construído desde atrás y, pese a ello, destilaba una alegría ofensiva inolvidable. Volvamos a 2019. El domingo ante el Espanyol sólo Radoja destruyó juego rival y cubrió desajustes. Se le acumuló el trabajo y sostuvo al equipo con vida. Acumular futbolistas técnicos y ofensivos no sirvió de nada, sin actitud. Nunca el Llevant de López generó tan poco peligro.

Hay tiempo. No insistiré en la indolencia de algunos que están pidiendo la grada a gritos ni en la necesidad de sacar el látigo para democratizar el sacrificio en Anoeta, pero sin ambas cosas no hay futuro. Otra puesta en escena sin nervio sería, desde luego, intolerable; otra amnistía de López a los responsables, también. El curso pasado ya se atravesó una crisis de juego y actitud como ésta que nos dejó a las puertas de Segunda, lo cual revela que esta situación no es un bostezo, sino un germen inoculado en el vestuario que hay que atajar. Estamos en la jornada once. Hay tiempo, pero insistir en soluciones que no funcionaron en el pasado, es perderlo.

Y una última cosa: la solución pasa por Paco López y está dentro del vestuario. En el fútbol hay ciclos y siempre es complejo gestionar un cambio, pero urge hacerlo: de peones y de galones.

Compartir el artículo

stats