Solo faltó 'Capear' el temporal. El Levante UD tuvo en su mano redondear una trilogía de partidos excelsa, pero cuando parecía todo a su favor, la cosa se torció y el conjunto granota acabó ahogado en la orilla en San Mamés. Los «granotes» llegaron a ponerse por delante en La Catedral, pero acabaron sucumbiendo ante el empuje de un Athletic Club que siendo justos hizo más méritos que el Levante UD y que en su estadio, con el aliento de su gente, tiene eso. Si puede acaba contigo por aplastamiento.

Fue Jorge Valdano quien aseguró en cierta ocasión, caminando entre la prosa y el verso como suele hacer, que el fútbol es un estado de ánimo. Es una teoría que en partidos como el de San Mamés por momentos cobra fuerza. Cualquier lectura minimalista, sin embargo, es injusta. Da la sensación de que el Levante UD, desde que Paco apostó por meter a Campaña y Bardhi en bandas —y por extensión a Melero y Radoja juntos en el eje— y a Morales arriba junto a Mayoral, cree de verdad en lo que hace y ha encontrado cierta consistencia más allá de esta derrota.

Los dos triunfos ante la Real y el Barça han hecho que eso sea así y que el estado anímico general del conjunto granota en Bilbao estuviese en un pico muy elevado, pero a ello hay que añadir un trabajo incuestionable como el que originó el 0-1 en una acción a balón parado bien trabajada y ejecutada. Un arrastre colectivo al primer palo, una pelota servida con el empeine plano por Campaña a Miramón al segundo, el duelo aéreo ganado por el lateral granota y un segundo remate de Postigo. Las casualidades no existen. Es trabajo.

Ese gol significó el epílogo de un primer acto en el que, en honor a la verdad, el Levante entró un poco anestesiado, perdiendo muchos duelos y dando la sensación incluso de no estar jugando con toda la intensidad necesaria y que se exige en San Mamés, algo que debería ser innegociable. Al filo del cuarto de hora consiguió por primera vez el conjunto granota enlazar una mínima secuencia de pases y antes del gol de Postigo, hasta en seis ocasiones tuvo que intervenir Aitor con acierto ante otros tantos remates con peligro de los bilbaínos. Muniain, Unai López, Yuri, Raúl García y Córdoba se estrellaron contra el guardameta levantinista, visiblemente crecido.

Demasiadas intervenciones de mérito hizo Aitor, quien cabe recordar que no pudo confirmar su presencia en la cita hasta el sábado por la mañana cuando la junta electoral de Bergara le liberó de acudir a una mesa en Arrasate. El meta, en puertas de firmar su renovación y en pleno subidón tras garantizarse su presencia en la cita, lo paró todo hasta ese momento. ¿Es o no es el fútbol un estado de ánimo?

El gol, obviamente, le sentó bien a un Levante que en la segunda parte pudo incluso hacer el 0-2 en una acción en la que Unai Simón ha desviado con el pie un disparo de Campaña en posición franca tras recibir un pase de Morales. Posiblemente esa fuese una de las acciones claves del duelo. La cosa hasta ahí estuvo funcionando a las mil maravillas, al menos en lo que al resultado respecta.

Todo andaba sobre ruedas, pero en un posible exceso de confianza por banda izquierda levantinista —Carlos Clerc prácticamente desde el inicio fue el defensor que más sufrió— Capa salvó sobre la línea una pelota para poner un gran centro al segundo palo que Muniain cabeceó a la red haciendo el empate (1-1). Era el minuto 58 y quedaba media hora larga en San Mamés reservada solo para valientes bajo una cortina de lluvia cada vez más intensa.

Arreciaba el temporal y con él el conjunto bilbaíno que, por empuje, acabó forzando un par de faltas peligrosas en la frontal y un saque de esquina concedido por Vukcevic en tareas defensivas. Era el minuto 88 y con un punto casi en el bolsillo, Roger despejó el saque de esquina en el primer palo, Hernani no llegó a cerrar la zona de rechace (Vukcevic, Roger y Hernani han sido los tres cambios) y de nuevo Ander Capa empaló una volea cruzada perfecta ante la que nada pudo hacer Aitor (2-1). El «parón» del Levante UD fue anticipado.