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Bombeja Agustinet !

Desde la defensa

Desde la defensa

El Sadar es el exigente escenario donde el Llevant puede (y debe) purgar sus tres últimos y terribles partidos contra rivales de Primera: Atlético, Alavés y Sevilla. El denominador común es una actuación defensiva de verbena y una línea de creación completamente atascada, salvo quizá en el Metropolitano. Los 26 puntos en el casillero deberían relajar todas las alarmas, pero lo cierto es que las sensaciones no pueden ser peores: futbolistas otrora esenciales y ahora perdidos, ausencia de liderazgo, empecinamiento en soluciones como la salida con toque para la cual no se cuenta con los futbolistas adecuados, etcétera.

Los cimientos. Las casas se levantan desde los cimientos y los grandes equipos empiezan en la defensa. Eso dicen. Si hacemos caso a estos principios este Llevant jamás llegará a ser grande, por más que sea capaz de ganarle al Barça o de mostrar fogonazos de su potencial. El Getafe endosó al Llevant, hace dos meses, un doloroso 4-0 el día en que Paco López alineó el mejor sistema defensivo posible, en mi opinión: Miramón, Vezo, Duarte, Clerc, con la dupla Radoja- Vukcevic por delante. Roma no se hizo en un día y los accidentes existen. El Llevant del futuro pasaba por ahí, escribí entonces. Lo sigo creyendo. Pero se desestimó el plan. Incluso como plan B. Y volvimos al de siempre, al de ruletas y montañas rusas.

Plaga de lesiones. No es menos cierto que tras aquella derrota llegó la plaga de lesiones de centrales que lo condicionó todo. Al siguiente partido, el derbi ante el Valencia, no había ni uno disponible. Y hasta Sevilla no volvieron todos. El regreso de Vezo, muy tierno aún, y su dupla con Duarte fueron la mejor noticia, dentro de la zozobra general del martes. No fue para tirar cohetes, pero invita a cierta esperanza. Sobre todo antes de visitar el Sadar, donde los centrales y el regreso de Miramón serán esenciales, como las coberturas. Todo ello es más importante que los rondos a unos metros de Aitor. También defender el balón parado, por supuesto.

Los lánguidos. Y quitar galones a los lánguidos. Gestionar un banquillo como el del Llevant es, sobre todo, administrar las expectativas de una plantilla que cuesta 50 millones en fichas para sacar lo mejor de cada uno. Es lo más complicado. Se ha criticado mucho la falta de carácter de este vestuario. Es una pena: las dinámicas viciadas llegan sin hacer ruido y son casi imposible de extirpar. Y este club, que tiene muchas virtudes, nunca supo abordar con éxito situaciones así. Hicieron falta debacles para espabilar. Que no sea el caso. Que el líder López tome las decisiones correctas. Que ganemos. Que convenzamos. Que volvamos a soñar.

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