Cuatro derrotas seguidas y un duelo contra un rival de la zona baja marcó la previa del Levante-Leganés. Orriols no falló a la cita y comenzó pronto a llenar un estadio en el que antes del pitido inicial se percibía esa tensión propia de encuentro clave. Y si la grada estuvo metida en todo momento, el once de Paco López también hizo su trabajo sobre el terreno de juego. Tanto que en cuestión de media hora, el cuadro granota puso el 2-0 en el marcador con goles de Rochina y Roger, éste con un remate soberbio, para demostrarle al Leganés que del Ciutat se iba a marchar de vacío. El marcador de hecho ya no se movería hasta el final de partido, aunque la realidad es que el recuerdo de los duelos contra Eibar y Huesca de la 2018/19 impedían a la afición respirar tranquila, que ya sí, a la conclusión del encuentro, celebró el triunfo y los 29 puntos, algo que acerca a la plantilla al objetivo de la permanencia.

El encuento comenzó según lo previsto. El Levante, en casa, llevando más el dominio y el Leganés esperando para no tomar riesgos y tratar de hacer algo de peligro a la contra. El conjunto 'pepinero' quería cocinar el partido a fuego lento pero los de Paco López tenían claro dónde y cómo hacer daño desde el primer instante. La hoja de ruta estaba clara: el espacio entre el lateral y el central de esa defensa de cinco de Javier Aguirre. A pesar de eso, los primeros minutos no fueron una lluvia de ocasiones ni mucho menos. Lo único reseñable un disparo lejano de Bardhi y un córner directo de Rochina que puso en apuros a Juan Soriano, algo que despertó al cuadro granota.

Esa acción hizo que el cuadro de Paco López mejorara de manera considerable. Y el primer gol es la mejor prueba de eso. Un saque de banda a favor prácticamente en el córner de área propia acabó con gran salida y con Toño pisando casi campo contrario para poner un balón al espacio a Bardhi. El macedonio, tras cuerpear con Bustinza, le puso un balón atrás a Rochina para abrir el marcador y relajar al Ciutat. Y es que Orriols era consciente de que el de este sábado era el día clave. Esa final que marcaba seguir sufriendo y que crecieran los nervios o meter brecha con las posiciones de descenso. Y el estadio al completo merecía relajarse, aunque no del todo lógicamente, con el segundo de la mañana. Roger selló la asistencia de Toño con una maravilla de remate con su zurda para anotar su décimo tanto de la temporada y cerrar el 2-0 antes del descanso.

Aliado del reloj

Si el primer tiempo tuvo a un Levante dominador, el segundo fue una carrera contra el reloj. El paso de los minutos era el mejor aliado para el conjunto granota mientras no pasaba nada sobre el terreno de juego. De hecho, con el Leganés en campo contrario, el cuadro de Javier Aguirre lo intentaba más por obligación que por convicción mientras veía a un equipo rival serio y contundente en todo momento. El choque entre cabezas de Omeruo y Ruibal, que provocó un momento de fair- play con el cuerpo médico granota ayudando al nigeriano, aún enfrió más el encuentro y solo una ocasión de Braithwaite y otra de Assalé puso el miedo en el cuerpo al Ciutat, que terminó festejando un triunfo sensacional.

Con los 29 puntos el Levante respira tranquilo. De momento. Porque en esa montaña rusa que vive el equipo, una victoria da por cerrada la permanencia y dos derrotas posteriores vuelven a generar un clima de tensión. A veces innecesario. Pero tras la victoria de ayer ante el Leganés lo que está claro es que la salvación está a solo un paso.