Partido decisivo el de hoy para evitar la congoja. Se está abriendo una brecha en la tabla entre los que habitan zonas de riesgo y los que lucharán por plazas europeas. Del 11 al 20, todos los equipos, en mayor o menor grado, están en problemas tras la victoria del Mallorca en Eibar que pone la línea roja en 25 puntos; a siete están Llevant (con un partido menos) y Alavés; en medio: Celta, Eibar, Valladolid, Betis y Osasuna. Siete puntos es un suspiro cuando restan 36 por disputarse. Una mala racha y te ves en el pozo. Valga todo esto para comprender que, más allá del clásico partido a partido, al Llevant le urge la victoria y el salto hasta los 35 puntos para mantener cierta calma antes de las visitas a Mestalla y Cornellà y del paso por Orriols del Sevilla y el Atlético. Se puede ganar a cualquiera, como se ha demostrado, pero objetivamente, hoy es el partido más asequible de los próximos cinco. Y además de los puntos, el triunfo mejoraría considerablemente la moral de la tropa, tras haber dilapidado múltiples ocasiones, por falta de actitud, carácter y genio de ciertos futbolistas, de dispararse en la clasificación ante rivales muy asequibles.
Paco López lamenta, como todos, la falta de regularidad. ¿Cuánto tiene esto que ver con los futbolistas que él elige domingo tras domingo? Los equipos regulares suelen tener carácter; los irregulares, indolencia. En función de a quien entregues la batuta en el campo optas por una cosa o por la otra. Tal vez la irregularidad es una elección. Tal vez López no tiene otra opción. También me pregunto si entrenar en Buñol con vendaval contribuye a corregir los errores en el balón parado ofensivo cometidos en Eibar (y durante toda la temporada). Y por qué no se ha entrenado en Orriols. Me cuesta entender, además, la enésima entrega de los cantos de sirena sobre Campaña, que en nada le ayudan a mejorar: prelista, marcha al Sevilla€ El día de la marmota.
Mientras tanto el levantinismo suspira para que el equipo escape de la tediosa dinámica de seguir con prestaciones muy por debajo del valor que se presupone a la plantilla y de la enorme inversión que se ha hecho en ella. Hoy es nuestra Liga y no se puede fallar.
? El nueve del 63. El jueves falleció Wanderlei, inolvidable ariete levantino del ascenso del 63. Su fichaje fue sonado. Firmó con el Elche pero, al conocer el interés del Llevant, quiso deshacer el camino para compartir ciudad con su hermano Waldo, que jugaba en el Valencia CF. La RFEF se encontró con dos contratos y sancionó al futbolista con seis meses de inhabilitación. Jugaría en Vallejo, pero no hasta enero del 63. Esperó y con sus once goles aupó a la nación del Pont de Fusta a la tierra prometida. Sin menoscabo de Torrents, a quien sustituyó como titular con el 9 a la espalda, y que llegó a anotar los mismos tantos durante el curso. Wanderlei siguió de blaugrana hasta la campaña 66-67, cuando el Llevant estuvo a punto de regresar a Primera. Él sí volvió a la élite, con el Málaga. El Llevant hacía así caja con su última gran figura de los años dorados. Se retiró en el Hércules y se instaló en Massanassa.
