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La vida sin fútbol

Vallejo tras la riada del 57. Levante-emv

El 14 de octubre de 1957 Valencia perdió su pulso vital con la enésima avenida del Turia, que hundió al Cap i casal en el agua, el fango y la desolación. En la víspera, el 13, ya llovió con fuerza y el presidente Antonio Román, protegido con una silla de enea en la cabeza, el árbitro y los técnicos de Llevant y Ceuta inspeccionaron el césped de Vallejo. Parece ser que el partido se acabó disputando, a las tres del domingo, como solía. Valencianos y africanos empataron a dos. Horas después la lluvia arrasaría la ciudad y durante la madrugada el río comenzó a desbordarse. Hubo una segunda avalancha de agua la tarde del lunes 14 que ya desató el drama y la tragedia. 81 muertes fue la cifra oficial, aunque los historiadores siempre hablaron de muchos más. El agua alcanzó los 5,20 metros en la calle del Doctor Olóriz, que encara con el puente de San José, donde el río traza un recodo para bordear la 'ciutat vella', muy cerca de Vallejo. No era la primera vez, ni mucho menos, que el Turia se ensañaba con la ciudad. La primera documentada data de 1321 aunque los arqueólogos han descubierto sedimentos de desbordamientos de su cauce desde el siglo II antes de Cristo.

Vallejo, junto al pont de Fusta, quedó destrozado. La riada del 57 pilló a muchos valencianos en la cama, con gripe. La gripe asiática, la llamaron. Se originó en la región china de Yunnán. Una pandemia que dejó más de un millón de víctimas en el mundo, que afectó a un tercio de la población española y que tuvo su pico? en octubre de 1957. No se suspendió el fútbol. Y el Llevant reinició la competición con algunos jugadores de baja y celebrando todos sus partidos a domicilio, mientros duró la reconstrucción básica del hogar levantino. Los blaugrana, que militaban en Segunda y soñaban con la élite, viajaron a Elda, Alcoy, Cádiz y Huelva de forma consecutiva. El Llevant sólo pudo vencer al Alcoyano después de que la ciudad se volcara con los granota: un aficionado del Deportivo pagó el desplazamiento de los levantinistas, que habían quedado en una situación financiera terrible, y el club del Collao entregó un donativo para los niños del Hospital de San Juan de Dios, de la Malva-rosa, detalles que retratan su señorío.

El 1 de diciembre, tras 45 días sin fútbol, Vallejo reabría sus puertas, ante el Córdoba con un partido espectacular y un llenazo en las gradas. La gente tenía hambre de fútbol. Paredes (2), Vila y Guerrero marcaron para los locales sobre un terreno de juego sin hierba, tras haberse retirado toneladas de barro. Aquel curso el Llevant acabó cuarto de un Grupo Sur en el que ascendió el Betis. A los blaugrana sólo se le podía seguir en directo y su hinchada estuvo 45 días sin oler el fútbol de su equipo. La ciudad tardaría meses y años en asimilar las pérdidas de aquella riada, pero al menos el fútbol volvía a latir en Valencia.

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