El Villarreal se sobró una dulce venganza ante el Levante de dimensiones directamente proporcionales a la dureza de la derrota que cosechó ante los granotas hace unas semanas en cuartos de final de Copa del Rey. Aquel triunfo azulgrana escoció en La Cerámica por el fondo y por la forma (en el último minuto), igual que lo hace esta dura goleada encajada en Orriols (1-5). Los granotas quedan en tierra de nadie y, lo que es peor, con el regusto amargo del ‘manotazo’ recibido y con la sensación de empañar una temporada que ha tenido cosas muy positivas. El Villarreal, por su parte, asalta la quinta plaza y sale de Orriols lanzado con su semifinal ante el Arsenal en el horizonte

El inicio de partido dio la sensación de ser únicamente una cuestión de dopamina. El Villarreal, quizás consciente de que la séptima plaza ya garantiza el pasaporte a Europa vía Conference League y posiblemente extramotivado tras su reciente clasificación para las semifinales de la Europa League, entró mucho mejor en el encuentro y la prueba más evidente de ello es que en el primer cuarto de hora, a excepción de una remate de Rochina tras una buena maniobra a la media vuelta, el Villarreal generó todo el peligro y abrió una brecha en el marcador que a la postre fue definitiva. Más una cuestión de actitud que de aptitud.

En el minuto 6 Aitor ya ha evitado el primer tanto groguet con una buena parada ante Chukwueze con la punta de las dedos; en el 9’ un pase interior de Parejo lo aprovechó Mario para centrar una pelota que un desafortunado Postigo se metió en su portería intentando despejar (0-1); y en el 12’ Gerard hizo el 0-2 en una de esas acciones que acreditan que a día de hoy es uno de los goleadores que atraviesan un mejor estado de forma.

La cosa pintaba mal para un Levante que tuvo la fortuna y el arrojo de presionar en una salida de balón del Villarreal por mediación de Malsa y la fe del parisino, unida a la tibieza de un Coquelin que sigue sin justificar el desembolso hecho por él este verano, posibilitaron un robo y una finalización en el minuto 20 que volvió a meter de lleno a los granotas en el encuentro.

A partir de ahí y hasta el final del primer acto lo que se vio fue una inusual cascada de ocasiones para ambos equipos en un choque que en ese periodo bien se puede tildar de descontrolado porque si los granotas pudieron empatar en un córner prolongado que casi caza Duarte en el segundo palo, un remate mal dirigido de Morales, otro disparo de Roger alto y en un robo muy similar del 1-2 que Bardhi finalizó con una vaselina poco precisa, los groguets también llegaron con peligro en dos buenas acciones mal culminadas por un Chukwueze siempre vertical.

La primera entrega fue una concatenación de sobresaltos en el que el más perjudicado fue sin duda el Levante y eso le hizo entrar en la reanudación mucho más metido. Ahí sí que el equipo de Paco López dio la sensación de tener opciones reales pese a no poder finalizar con claridad dos llegadas de Coke.

fue un tramo de encuentro en el que el Levante quiso dar un pasito al frente y paradójicamente eso lo aprovechó el Villarreal para sentenciar el duelo. Puede que fuese una imprudencia. Emery había dado entrada en el descanso a Paco Alcácer y en la primera acción en la que conectaron el de Torrent, Gerard Moreno (que inició la acción con un pase en profundidad sublime) y Chukwueze (minuto 62’), el nigeriano por fin acertó en un remate que era casi un penalti y que colocó con el interior y algo de rosca lejos del alcance de Aitor (1-3).

Ese fue el tiro de gracia, la sentencia definitiva de un encuentro en el que el Villarreal, a partir de ahí, jugó casi a placer ante un Levante que descuidó de forma evidente sus espaldas y en el que Paco López intentó revertir la situación con un triple cambio sin efecto positivo alguno. De hecho el efecto, aunque de forma quizás casual, fue negativo porque Vezo, uno de los recién incorporados al terreno de juego, se metió un autogol en su primera intervención tras una buena parada de Aitor en la que la pelota le rebotó de forma desafortunada.

Chukwueze anotó el quinto gol amarilla en la recta final tras hacerle un traje -otro más- a Clerc y así fue desvaneciéndose ya hasta el final un encuentro que lanza definitivamente al Villarreal en la recta final de temporada y deja a los granotas en tierra de nadie, muy lejos de Europa.