Paco López es el protagonista de la semana. El pasado miércoles, en la presentación de Mustafi, Quico Catalán reforzó su figura con un mensaje de respaldo: «Tiene nuestra confianza y quien diga lo contrario miente». Sin embargo, el arranque de temporada ha vuelto a poner el entrenador de Silla en el ojo del huracán. No es un problema de resultados, pese a no haber ganado todavía, sino la consecuencia del desgaste interno acumulado en su larga estancia en el banquillo. El partido de mañana contra el Elche no es un todo o nada, pero sí una botella de oxígeno para que baje la espuma.

Fue el propio Quico quien destapó que Paco ha cambiado de agente, un movimiento que no es de ahora pero que en su momento causó sorpresa en el club. El de Silla, que termina contrato en junio sin que ahora ni meses atrás se haya abierto un proceso de negociación, tomó semanas atrás la decisión de poner su carrera en manos de Amadeo Rengel, agente entre otros de David Silva o Santi Cazorla. No fue una decisión fácil. Llevaba cinco años con Juanma Barbero, si bien antes pasó por un periodo en el que no tuvo representante y otro anterior más largo con Sergio Barila, del que se despegó cuando fichó por el Valencia Mestalla.

Detrás del movimiento no hay una ninguna intención por precipitar nada, ni una negociación para renovar ni un cambio de aires. El mismo desgaste del que el el técnico es víctima en Orriols, donde la crítica se ha trasladado al estadio, está en el origen de ese movimiento. Pese a haber recibido ofertas de otras agencias de representación, la apuesta tiene que ver con la confianza y con la necesidad de ponerse en valor. Con un alto nivel de reconocimiento en el mundo del fútbol, las críticas de los últimos tiempos no se ajustan a la realidad de su bagaje en Orriols, claramente positivo más allá de los vaivenes y la sensación de que hay un ciclo tocando a su fin.

Los resultados de Paco López están encima de la mesa. El entrenador está viviendo ahora su quinta temporada encima de la mesa, con tres completas, la primera de ella con unos meses por el camino y esta quinta que acaba de comenzar. En todas ellas ha logrado la salvación y salvo la de la final de Montilivi hubo un final tranquilo. Además llegó a las semifinales de Copa del Rey, de la que fue eliminado sobre la bocina tras un gol del Athletic en la prórroga. A pesar de eso, el técnico está cuestionado y el equipo fue despedido con pitos tras la última cita en casa contra el Rayo Vallecano.

Los dos próximos partidos son fundamentales para el Levante precisamente porque son ante rivales que pueden estar peleando por lo mismo a final de curso. El primero de ellos es el Elche, rival en la jornada de mañana para el equipo dirigido por Paco López. Por su parte, el Celta de Vigo, que juega hoy ante el Cádiz, visitará el Ciutat de Valencia el próximo martes. Los de Balaídos no han empezado bien el curso y serán el segundo de los tres rivales en una semana para el cuadro de Orriols, que terminará el domingo contra el Barcelona de Koeman. Curiosamente, el holandés es otro de los entrenadores cuestionados en este arranque liguero. Y en la Ciudad Condal ya se escuchan ecos de despido.