En momentos de incertidumbre y de duda, donde las crisis entra en estado de composición, se necesitan líderes que asomen la cabeza y tumben cualquier atisbo de alarma. El Levante sigue sin ganar en la temporada 21/22 tras sufrir un empate ante el Elche, después de que la igualada ante el Rayo salpicase a todas las partes del organigrama levantinista, aunque lo logró gracias a un futbolista que se vistió de salvador. José Luis Morales, cuatro jornadas después de su obra de arte en el Nuevo Mirandilla, apareció para salvar los muebles y evitar así un escenario que, en caso de derrota, hubiera sido insostenible.

Pepelu presiona al argentino Javier Pastore. | EFE/M. LORENZO

Lo hizo a través del instinto de un atacante que huele la sangre, persiguiendo el fallo y finalizando con el balón en las mallas. Sin perdonar cuando el último oponente a superar es el portero rival. Fue la resurrección de un Levante que, tras encajar el gol de Lucas Pérez, desapareció del mapa.

No obstante, ‘El Comandante’ demostró que nada estuvo perdido y que el equipo tiene capacidad suficiente para darle la vuelta a la situación. El empate, una semana después del mazazo contra el Rayo Vallecano, tiene un sabor distinto. La sensación es que hay brotes verdes a los que aferrarse, pero insuficientes si el objetivo es conseguir una victoria que calme las aguas en Orriols.

El Levante quiso ir a por el partido desde el momento que pisó el tapete del Martínez Valero. Mostró una actitud digna de un equipo que busca eliminar cualquier fantasma que sobrevuele en los alrededores del Ciutat de València. No en vano, lo hizo, más allá de unas bajas a las que, a última hora, se sumaron Melero por molestias y Miramón por paternidad, a través de un once revolucionario. Con modificación de sistema, la presencia de Cárdenas y Pepelu desde la titularidad y con Roger en el banquillo.

Morales, a los seis minutos de contienda, se plantó frente a Kiko Casilla tras romper la línea de cinco del Elche con un desmarque y, posteriormente, recortó a Gonzalo Verdú, pero el meta solventó la acción mandando el esférico a saque de esquina.

El combinado de Fran Escribá aguantó las emboscadas procedentes de Orriols bien plantado en el terreno de juego, consciente de que su momento llegaría mediante cualquier desajuste. Su premio, aunque el guion inicial presagió lo contrario, aterrizó según el plan previsto. La defensa granota se lo puso fácil, con un Óscar Duarte y un Rúben Vezo que, en el gol encajado, se mostraron vulnerables.

El costarricense envió el cuero hacia la banda, pero Tete Morente, quien se interpuso en el trayecto, le dio la vuelta a la acción repeliendo el balón y dejando a Benedetto en una posición ventajosa. El delantero argentino no marcó, pero Lucas Pérez, llegando desde atrás, aprovechó la falta de coordinación y debilidad defensiva, cruzó su disparo para superar a Dani Cárdenas y poner el primero en el luminoso.

Lavado de cara

El conjunto de Paco López recibió el gol y perdió fuelle. Se quedó sin ideas y el Elche se sintió cómodo, en el punto al que suspiró llegar desde que el Levante le arrinconó en campo propio. La segunda mitad empezó con las fuerzas igualadas, pero el cuadro local perdió la ventaja a través de una jugada desafortunada, en la que Gonzalo Verdú no controló un balón procedente desde la banda que dejó al Levante en ventaja para poner el empate. Recibió Dani Gómez, aunque el ‘5’ le agarró la camiseta al delantero para impedir sus avances. No en vano, Morales, que siguió la jugada desde el primer instante, se hizo con un esférico sin dueño para apoderarse de él, avanzar hacia portería y, con un disparo cruzado, igualar la contienda.

Desde el empate , surgido a los diez minutos de la vuelta de vestuarios, ningún conjunto dominó sobre el verde, aunque los de Paco López sintieron que el encuentro se puso en una situación favorable. De hecho, la pareja atacante dispuso de dos ocasiones de claro peligro que no supieron aprovechar. La noticia para los locales fue el debut de Javier Pastore.

El duelo frente al Celta será una nueva oportunidad para cortar de raíz una dinámica que empieza a provocar tensión entre el levantinismo.