La salvación del Levante se encuentra en las manos de optimistas incondicionales, porque el equipo continúa sin dar argumentos sobre los que creer. Jornada tras jornada, los de Javi Pereira insisten en desmoralizar la autoestima de un club que, tras casi una vuelta en LaLiga sin saber lo que es conseguir una victoria, va a la deriva. El Levante se queda sin motivos sobre los que confiar. La derrota por tres goles a uno, sobre todo por las formas, deja al club en una situación crítica, con la salvación como un escenario utópico y con menos margen de maniobra. Un contexto dramático que, semana tras semana, no solo parece no tener fin, sino que se ha convertido en un auténtico calvario.

No obstante, el Levante tuvo un comienzo soñado. Idílico según la necesidad y la situación en la que está inmerso. Shkodran Mustafi, quien hizo un partido serio y contundente pese a la derrota, puso por delante a los suyos con un gol a los siete minutos de partido, de los que gustan a los centrales: ganándole el marcaje a sus rivales, poniendo la cabeza y girando el cuello para proyectar al palo contrario, y con potencia, un balón imparable para Rui Silva. Una diana que podía servir para ganar moral y sentir confianza en las piernas.

Tras el descanso, el objetivo tenía que ser el mismo. Ser sólidos en defensa, más allá de ocasiones aisladas del rival, y aprovechar los espacios a la contra. Pero como ya ha pasado en otras ocasiones, al Levante le crecen los enanos. Una acción puntual condenó al equipo a los diez minutos del segundo tiempo. Un balón para Canales, que se quedó muerto en el área tras centro del cántabro, fue recogido por Fekir y Willian José para acabar en los pies de Juanmi, que empezó a vestirse de villano granota.

De hecho, el malagueño dejó claro el porqué el Levante sigue sin ganar ningún partido. Con defensas como la del 2-1 es imposible sacar los tres puntos. Empezando por todos. Javi Pereira hizo lo que nunca se debe hacer, o al menos lo que marca el ‘libreto’ tradicional. Un cambio en un córner en contra acabó con Fekir centrando, Willian José prologando y Juanmi, de nuevo, haciendo daño a un equipo que ahí bajó los brazos. La remontada fue la gota que colmó el vaso La peor noticia desde el segundo gol hasta el tercero, que cerraba el encuentro, fue que el Levante no solo se vio remontado, sino que dejó de intentarlo. Juanmi, culminando su gran actuación, pisoteó la moral de los de Orriols gracias a un regalo de Fekir, quien le dejó el gol en bandeja. El tercero era una anécdota ya que el Levante prolongó la sequía de triunfos. Y ya van quince.