El Levante, dos meses y medios después de finalizar de manera tajante su relación con Manolo Salvador, David Navarro y Manu Fajardo, recibe el visto bueno para empezar a construir las bases del futuro a partir del nombramiento de un nuevo director deportivo. Felipe Miñambres, quien realiza en el Celta las funciones que se solicitan en Orriols, es el elegido para aterrizar en el Levante y hacerse con los mandos de un departamento desierto desde la derrota contra el Betis de la primera vuelta. Es la fumata blanca y la decisión de Quico Catalán, que concluye un casting donde llegaron a estar siete candidatos encima de la mesa, pero en el que el castellano-leonés convenció al presidente para dar un nuevo salto en su trayectoria profesional a la espera de resolver su relación contraactual con el combinado vigués, que termina el 30 de junio de 2022, para firmar dos temporadas con una opcional.

Felipe Miñambres se interpuso en un baile de nombres que fue cogiendo forma con el paso de las semanas, sobre todo, una vez finalizó el mercado de fichajes invernal y con la premisa de que todos los aspirantes controlasen tanto el radar de Primera División como de Segunda, escenario al que el Levante se acerca peligrosamente según avanza el calendario de LaLiga Santander.

Las opciones, más allá de la escogida, fueron Loren Juarros, Domingo Catoira, Nico Rodríguez, Fran Garagarza y Miguel Ángel Gómez, quien fue serio pretendiente y cuyo desplante en 2019, latente todavía en el club, le ha perjudicado a la hora de optar al puesto. Sin embargo, la de Felipe Miñambres, pese a que esté vinculado al Celta actualmente, fue la que más convenció debido a sus exitosas operaciones y gestiones durante experiencias anteriores. Sobre todo, después de sus etapas en Vallecas y en Vigo.

Desgaste con los gallegos

Pese a que el acuerdo sea absoluto, el futuro director deportivo levantinista tiene ahora que resolver su situación con el Celta de Vigo mediante fórmulas que satisfagan a ambas partes. Una relación que arrancó en 2016 y que, según medios gallegos, está cerca de concluir por cuestiones de desgaste pese a que el curso anterior decidieron seguir un año más. No en vano, en Balaídos logró su mejor clasificación (octavo) y cerrar operaciones reseñables como las llegadas de Beltrán, Rafinha, Denis Suárez, Santi Mina, Tapia, Dituro o Javi Galán, además de la de Coudet, con la que el Celta ha implantado su propia identidad. Salvo pronóstico inesperado, el próximo objetivo de Felipe Miralles será armar el equipo del ascenso 2022/2023.