El Levante, ocho días después de sumergirse en el derrotismo tras caer frente al Betis, se desplaza a Balaídos convencido de que la escalada hacia la permanencia en la élite no es tan empinada pese a que la distancia (diez puntos) sea considerable y siendo testigo de las vueltas que da el fútbol. Con la sensación de que el margen de error es mínimo, pero con la autoestima por las nubes tras vencer en la casa del vigente campeón, el Atlético de Madrid. Culpable, por antonomasia, de que el clima en Orriols haya adquirido una tonalidad de esperanza. El Celta, casi sin tiempo para saborear el hecho de asaltar el Wanda Metropolitano, será una nueva piedra para un combinado granota que empieza a contagiarse del efecto Felipe Miñambres. El nuevo director deportivo levantinista, aún inmerso en el denominado periodo de adaptación, regresa al escenario en el que dejó huella tras cinco años y medio de trabajo desde su posición con una mentalidad diferente a la de hace, como mínimo, un mes. Periodo en el que los contactos entre clubes para que el astorgano hiciese las maletas para recalar en el Ciutat de València empezaron a producirse.

Ahora, y arropado con los colores azul y grana, el castellano-leonés tiene el deseo de que su granito de arena, sobre todo, a la hora de trasladar optimismo pese a la tesitura actual, sirva para que la salvación sea una realidad cuando la temporada concluya en Vallecas. Así lo traslado el día que se presentó de manera oficial ante los medios de comunicación y así lo está llevando a cabo desde que se enfundó el mono de trabajo. Sin embargo, los que se deben vestir de corto sobre el verde y sumar victorias que acerquen al Levante hacia la permanencia son unos futbolistas que vuelven a creer en sus aspiraciones. Sin embargo, y según su discurso, quien nunca dejó de confiar fue un Alessio Lisci que, tras haber estado por momentos en la cuerda floja, se siente aliviado y recupera fuerzas para lo que viene. No en vano, para la batalla en Balaídos no podrá contar, además de Mustafi, con Sergio Postigo, Campaña y Radoja. Los tres, víctimas de respectivas microrroturas.

Enfrente, un Celta de Vigo que vive un momento dulce en la presente temporada, con cuatro duelos consecutivos sin perder y regristrando picos de gran calidad mediante futbolistas de buen pie como Fran Beltrán, Denis Suárez, Cervi o Brais Méndez, quien, bajo la tutela de Coudet ya ha jugado esta temporada en ambas bandas, como segundo delantero y de mediocentro. Además, fue el autor del 0-2 en el encuentro de ida y el encargado de estallar el principio de crisis en Orriols. No obstante, los focos apuntan a la amenaza celeste: Iago Aspas.