Si algún aficionado decidió dar por sentenciada una caída al abismo del Levante UD, fue porque nunca entendió la capacidad de reacción ni de esperanza de este equipo pese a la magnitud que tiene el objetivo de la salvación. En medio del Domingo de Resurreción, los de Alessio Lisci quisieron revivir sus posibilidades de quedarse en la élite del fútbol español goleando, en su máximo esplendor, a un rival directo como el Granada (1-4). Dándole emoción al tramo final de competición y aumentando sus opciones, después realizar un partido sobresaliente y, de paso, quitarse la espina del 5-1 en contra de la temporada 2015-2016 que los mandó a Segunda. Dani Gómez, Morales, Malsa y Roberto Soldado, en la vuelta a la que fue su casa, fueron los goleadores para confirmar, con la autoestima por las nubes, que sí, que claro que se puede.

Y es que, en momentos donde impera la adversidad, el Levante resurge de sus cenizas y se aferra a sus líderes. Ante la ausencia de Roger por lesión, el foco de atención apuntó hacia Morales y el '11' fue consciente no solo de la importancia del encuentro, sino de cómo de trascendente tendría que ser su actuación para llevarse el botín de los tres puntos. Su impacto en los primeros compases de partido puso en jaque al Granada, desorbitado e impreciso desde que pisó el terreno de juego, ya que, en el primer minuto de la contienda, lanzó una falta directa que atrapó Maximiano y proyectó un contragolpe que Germán, dentro del área, le rebañó a Son cuando el '2' estuvo dispuesto a lanzar a portería.

Las revoluciones las puso los de Alessio Lisci, quien ya avisó de que había que pulsar el nerviosismo de un adversario que pasa por uno de sus peores momentos del curso, y buscándole las cosquillas encontraron la vía para adelantarse en el marcador superado el cuarto de hora de partido. Un envío en largo procedente desde la retaguardia lo dominó Morales, que cedió su avance hasta línea de fondo, coqueteó con Víctor Díaz y, en el momento en el que le habilitó un espacio por el que percutir, se deshizo del central y se la cedió a Dani Gómez para marcar a portería vacía. Un delantero que, tras asumir la responsabilidad de cubrir la baja del Pistolero, demostró que es todo un caza goles, ya que los cuatro que lleva en su cuenta particular, han sido en tales situaciones.

La diana levantinista supuso una estocada para el Granada, que después de no salir a por todas y darle margen al Levante, acrecentó su versión dubitativa. Sobre todo, después de que nuevamente Dani Gómez se quedase cerca de sellar su doblete minutos más tarde y de que Morales estuviese a centímetros de que su balón picado a Maximiano superase la línea de gol. La tensión y el enfado en Los Cármenes fue subiendo según su equipo trasladaba un sinfín de imprecisiones, a la vez que la afición levantinista aumentó los decibelios de animación. Sin embargo, aún tuvieron la capacidad de conseguir el empate al filo del descanso. De falta directa, Escudero mandó un lanzamiento al larguero, y la finalización de la jugada terminó con un disparo potente de Milla desde la frontal que agarró con sus guantes Dani Cárdenas.

Pese a las buenas sensaciones del primer asalto, tocó sufrir en la segunda mitad. El Granada apretó los dientes desde el primer segundo, pero vio cómo su ímpetu y sus ganas de ir a por el partido se vieron pisoteadas a los diez minutos. Un contraataque nazarí, que se fue a córner tras un disparo de Molina desde la frontal que palmeó Cárdenas, terminó en un escenario favorable para el Levante. Germán, antes de que su equipo proyectase la jugada, le dio un 'planchazo' a José Luis Morales dentro del área. Y después de minutos de suspense, en los que el equipo granota insistió en que se revisase la jugada, Pizarro Gómez indicó una pena máxima transformado por el que lo provocó. Gol y asistencia para el '11', que añade otro partido para el recurso a su recopilación, aunque todavía le quedaría una más.

Desde entonces, el Granada tiró más de coraje que de corazón, jugando con un orgullo que por momentos se tambaleó pese a que las imprecisiones reinaron en su juego. Mucho empuje, pero poca claridad. Tuvo ocasiones para darle emoción a la contienda, como por ejemplo, un lanzamiento desde la medular de Escudero que se fue por poco y un mano a mano entre Jorge Molina y Cárdenas en el que salió victorioso el canterano levantinista.

No obstante, fue la ocasión idónea para que el Levante le pusiera la puntilla a un partido sobresaliente, para delirio de una afición que se quitó la espina del 5-1 de hace seis años. Malsa, finalizando una contra dibujada por Cantero y por Morales, machacó a su rival y aumentó, esta vez sí, las opciones de los suyos de quedarse en la élite. Y pese a que el gol de Collado desvirtuó el golaverage, Soldado redondeó un día histórico. Cuatro unidades de diferencia, después de haberlas visto de todos los colores, no es nada para un equipo que cree más que nunca.