El Levante UD cree más que nunca en sí mismo para lograr la permanencia en la Primera División tras un inicio de temporada febril, demasiado desdibujado. Y lo hace gracias al talento de José Luis Morales, quien a sus 34 años lideró este Domingo de Resurrección a un equipo que fue superior al Granada, sobre todo en el primer tiempo, con un tanto de penalti y dos asistencias, a Dani Gómez y al francés Mickael, y forzando también la expulsión por doble amarilla en el minuto 55 del local Germán Sánchez

El impulso de Morales propició un Levante UD clásico: el conjunto agazapado que sale cabalgando a la contra y el que defiende arduamente. Y así logró despojarse de las arenas movedizas que lo engullían a Segunda División

No lo tenía fácil esta temporada porque podía haberse sentido aplastado sin posibilidad de recuperación, pero El Comandante apareció cuando más falta hacía. Porque él juega con una voluntad de motín, como vengándose de la mala suerte, del ruido y la furia que habían abrazado al conjunto de Alessio Lisci semanas atrás. Morales lo sacrifica todo en el campo con tal de sentirse futbolista porque lo tiene todo para ser considerado uno de los grandes. Nunca el Levante UD ha tenido un jugador igual. 

Por eso, el levantinismo acude a verle como si fuera a escuchar a un profeta a los pies de una colina ahora que cada partido tiene valor de final. Puede ser su verdadero salvador porque su versatilidad y su verticalidad han sido dos de sus mejores virtudes. Sin perder ese olfato goleador que atrajo la atención del Levante UD cuando estaba en el Fuenlabrada en Tercera División.

Y la pregunta es la siguiente: ¿Cuántos delanteros han pasado este año por la Selección Absoluta de Luis Enrique mejores que Morales? No es frecuente asistir al nacimiento de un crack pasados los 30 años cuando hay figuras jovencísimas que no pagan en el campo los cheques que extienden sus nombres en sus fichajes.