Llega la hora de la verdad. Después de nueve meses de competición, LaLiga se acaba y buena parte de lo que ocurra se decidirá esta semana. El subidón que trajo la victoria contra la Real Sociedad se evaporó el sábado con las goleadas del Granada y el Cádiz, que mantienen las distancias con respecto al Levante. Ahora se van a disputar dos de las tres jornadas, en las que el equipo de Alessio Lisci lo tendrá difícil para salir vivo. Pero mientras las matemáticas no digan lo contrario, los granotas aún pueden llegar con opciones a la última jornada si ganan los dos próximos encuentros y los rivales directos se dejan puntos. En un margen de tres días, el Levante tocará los dos extremos de la clasificación al medirse al campeón y al colista. Los deberes están sin terminar y estando a cinco puntos de la salvación con nueve por disputar el jueves no vale otro resultado que no sea la victoria en el Santiago Bernabéu. Y el domingo llegará el último choque del año en el Ciutat contra el Alavés, que en función de lo que ocurra entre semana puede ser un duelo a cara de perro o un partido entre dos equipos ya descendidos. Además de ganar los tres encuentros, el Levante necesita esperar los pinchazos de sus rivales: el Mallorca no debería sumar más de seis puntos y además habría que esperar un final accidentado del Granada, que solo podría sumar un total de tres puntos contra Athletic, Betis y Espanyol; del Cádiz, que no tendría que pasar de dos frente a Real Sociedad, Real Madrid y Alavés; o el Getafe, que debería perder sus tres compromisos ante Osasuna, Barcelona y Elche. Por otro lado, el descenso será matemático el mismo jueves si el Granada gana en casa al Athletic y el Levante pierde en el Bernabéu, o incluso si habiendo vencido el cuadro nazarí los granotas empatan y el Cádiz no pierde en San Sebastián.