Tres meses después del traumático descenso a Segunda en el Santiago Bernabéu, el Levante peleó por todos los medios para encontrar su estado de reconciliación. Para dejar atrás el pasado y mirar hacia el futuro con el optimismo que, en prácticamente la totalidad del curso anterior, desapareció por completo. Sin embargo, la realidad de la Segunda División apareció en el trayecto del cuadro levantinista de forma inmediata. En el primer obstáculo y en medio de un contexto donde retomar la ilusión es la prioridad. Las constantes intentonas, el dominio considerable y las múltiples ocasiones quedaron en vano. El empate ante el Huesca (0-0) supuso un revés casi inesperado, pero fue el aviso de lo que es la categoría. Un punto que, invariablemente, ha de servir de lección.

El Levante, de hecho, no se anduvo con rodeos. Fue con el cuchillo entre los dientes desde el primer minuto. Todos quisieron demostrar y el equipo, sobre todo en las parcelas más ofensivas, lo sintió. Con Roger Brugué como hombre más punzante, Pepelu destapó el frasco de las ocasiones con un lanzamiento lejano que se marchó por la izquierda, aunque la más peligrosa del primer asalto fue de Melero. Superado el ecuador de la primera parte, Son encontró al '22' en la media luna del área, pero, pese a la gran ejecución de su disparo, mandó el cuero lamiendo la escuadra.

Pese a ello, el cuadro de Mehdi Nafti enseñó sus garras y plasmó sobre el verde el carácter que predicó durante la pretemporada. Lo sacó a relucir, además, a la hora de protestar al colegiado. Dos manos dentro del área, de Tomeo y Anglada respectivamente, fueron protestadas insistentemente. No en vano, el Levante, pese a la superioridad, tuvo un susto. En el descuento de la primera parte, un centro de Marc Mateu fue cazado, solo y en área pequeña, por Escriche. Sin embargo, Cárdenas sacó la mano a tiempo para aliviar el sobresalto.

El Huesca, por su parte, viajó a València a aguantar atrás y a aprovechar las mínimas oportunidades de las que dispuso, ante un Levante que dominó en todo momento y que no bajó el listón. De hecho, a los cinco minutos de volver de vestuarios, Melero, nuevamente, protagonizó la más clara. Son, desde la derecha, le puso un esférico idílico a su testa para dirigirla hacia la portería, pero Andrés Fernández paró el cabezazo. No obstante, el rechace lo envió al lateral de la red.  

Fue la antesala de acercamientos peligrosos, de intimidaciones al área oscense, pero la imprecisión fue atada al ímpetu levantinista. No fue hasta antes del último cuarto de hora de la contienda cuando Andrés Fernández volvió a aparecer para lamentación local. Esta vez, volando sin motor. Cantero buscó a Montiel en las proximidades del área y no solo le halló la pista, sino que el ex del Oviedo proyectó un lanzamiento que solo la 'palometa' del meta visitante pudo privar. De hecho, el '20' la volvió a tener minutos después, aunque su disparo se fue por poco. No obstante, el Huesca estuvo a centímetros de llevarse el botín de los puntos en el descuento, Gerard Valentín colocó en el fondo de las mallas el 0-1 en posición antirreglamentaria. Por fortuna, el tanto no subió al marcador, pero el luminoso marcó que aún queda mucho por trabajar si el ascenso se tiene que convertir en realidad.