Javi Calleja lleva poco más de un mes en el Levante, pero ha logrado despertar el potencial de una plantilla que volvió a lo más alto de la tabla tras un inicio dubitativo.

Cómo ha cambiado todo en poco más de un mes.

Nosotros estábamos deseando que pudiese llegar un reto como el que nos ha ofrecido el Levante. El equipo, desde el inicio, ha trabajado muy bien, y encima se ha juntado que hemos conseguido una línea de resultados que garantiza trabajar todavía con mucha más alegría. Refuerza el día a día a la hora de buscar crecer a través de conceptos, fundamentos nuevos y de una idea.

El objetivo es ascender, pero, tal y como está diseñada esta plantilla, ¿sería capaz de competir en Primera División?

Bueno… Lo primero es no adelantarnos, lo primero es conseguirlo. Y a partir de ahí, si el equipo demuestra que es capaz de subir a Primera, es porque tiene potencial para poder jugar en la categoría. Pero eso queda todavía muy lejos.

¿Y por potencial?

Capaz es, pero estamos en Segunda. Tenemos que saber dónde estamos y tener los pies en el suelo. Y saber que no sirve de nada pensar si hay jugadores o plantilla para Primera División porque es engañarnos. Ahora mismo estamos en Segunda División y somos todos de Segunda División hasta que no demostremos lo contrario. Tenemos que saber en qué categoría estamos y no pensar en lo que seremos o en lo que fuimos, sino en vivir la realidad que nos toca vivir.

Pasó de pelear por entrar en Europa a luchar por evitar el descenso. Y ahora, su objetivo es subir a Primera División. ¿A qué se debe? ¿Es una persona que se mueve por proyectos?

Es cuestión de creencias. De lo que creemos como cuerpo técnico. El primer equipo Villarreal era el objetivo principal desde que empecé a entrenar en el fútbol base. Una vez salí del Villarreal, se nos presentó la oportunidad de ir a un proyecto totalmente diferente. Era un desafío profesional, porque se nos identificaba con una idea muy clara y era una manera de demostrar que estábamos preparados para sacarlo adelante. Ahora, en el Levante, se nos surge un reto totalmente distinto a los otros dos vividos, y quizás sea el más importante de nuestra carrera. Ninguno dudó en ningún momento. Sabiendo que lo que cogíamos era con un objetivo muy bonito, que se adapta muy bien a lo que nosotros proponemos, que había plantilla suficiente para desarrollarlo y que, a nivel profesional, nos iba a servir para seguir dando pasos hacia adelante.

Con contrato en el Levante hasta 2024, ¿quiere quitarse la espina de su anterior etapa?

Ese ha sido siempre mi ideal: que cuando se empieza algo permanezca en el tiempo. A veces no coincide con el mismo pensamiento de las personas que toman decisiones, y no se da ni el tiempo ni la paciencia suficiente para que se pueda desarrollar. Siempre que estoy a gusto en un club y comenzamos algo, me gustaría que se afianzase en el tiempo y permaneciera durante muchísimos años.

¿Qué le transmite entonces su nueva etapa en el Levante?

En el Levante vuelvo a ver una familia. Un club muy cercano. En eso se puede asemejar con el Villarreal, esa cercanía que se tiene con la gente y con todos los trabajadores. Es destacable que se dé para poder trabajar a gusto y para que todo el mundo esté involucrado. Creo que es un club con una capacidad de crecimiento muy grande, en el que, si se consigue ese deseado ascenso, se puede dar un paso muy importante para que dé un salto cualitativo grande. El Levante viene de varios años en Primera División, de tener una estabilidad, y para trabajar eso es clave. Lo que diferencia al Levante con los clubes en los que he estado es el reto de ascender. Es el desafío más importante que se me ha planteado en mis años en el banquillo, y es una situación que me entusiasma y me ilusiona. Pelearemos para conseguirlo.