"Fue como si marcase un aficionado"

La familia de Iborra describe el impacto emocional de volver a marcar en Orriols tras 9 años

Iborra celebra su gol.

Iborra celebra su gol. / Rafa Esteve. València

Rafa Esteve

3486 días pasaron entre la última vez que Vicente Iborra marcó en el Ciutat con el Levante, antes de salir traspasado al Sevilla, y la primera diana anotada en Orriols por el ‘10’ tras su vuelta nueve años después. El gol que le metió al Rayo Vallecano, aquella mañana del 19 de mayo de 2013, tuvo similitudes con el que le hizo al Málaga, ambos de cabeza.

Una vez perforó la portería defendida por Rubén Yáñez, el canterano se fue a celebrar el tanto con sus aficionados. Luciendo el brazalete del capitán, enloqueció dirigiendo la mirada hacia la grada de ‘Levante Fans’, sector donde se encontró Raúl Cuello, íntimo del centrocampista desde que empezó en el Juvenil del Levante. «Es un referente como futbolista, como levantinista y, sobre todo, como persona. La gente lo quiere y en todos los equipos donde ha ido también, y si lo conocieran en persona, lo querrían más. Por sus valores, su normalidad y su humildad. Se le veía en la cara la felicidad. Fue como si un aficionado celebrase un gol», dijo.

En la Tribuna Oeste del Ciutat de València también festejaron el gol de Vicente Iborra su mujer, Arantxa Temprado, y Mario, su hijo mayor, quien saltó invadido por la euforia. Debido al horario, sus otros dos hijos, Hugo y Enzo, lo presenciaron desde casa, pero vibraron con la misma intensidad o más. Los tres, pese a que estén viendo a su padre jugar en el Levante por primera vez, no dudan de sus colores. «Cuando nos fuimos del Levante mi hijo mayor, Mario, solo tenía 3 meses, pero Iborra dijo que su hijo sabría lo que era para él el club que le dio la posibilidad de convertirse en futbolista. Luego llegaron Hugo y Enzo, y aunque hayamos estado en otros equipos, ellos han sabido de dónde venía su padre. Nunca hemos dejado de ir al Ciutat, hemos seguido manteniendo nuestros pases y hemos ido siempre que hemos podido», aseguró Arantxa en Levante-EMV, después de ser testigo de un gol dirigido al cielo.

En junio de 2021, el padre de Vicente Iborra falleció y, desde entonces, siempre le ha acompañado en cada uno de los pasos que ha dado. Siempre que el fútbol se lo permite, acude al cementerio con su madre, Paqui de la Fuente, consciente de lo importante que fue para él. «El padre de Vicente significó todo para él. Una persona incansable y trabajadora. Hacía más horas de las que le correspondían para que su hijo pudiese ir a jugar a fútbol. Cuando llegó al Don Bosco se salía antes de la hora que le tocaba para recogerlo en el colegio, se cambiaba en el coche para poder llegar a tiempo. Fíjate, que ni a mi marido ni a mí nos gustaba el fútbol, pero cuando Vicente empezó nos enganchó».