Desorientados en Málaga y en el peor momento (0-0)

El Levante suma su tercer encuentro sin ganar obteniendo un punto insuficiente en La Rosaleda. Los de Javi Calleja, además de desaprovechar una oportunidad de oro para asaltar el ascenso directo, terminaron pidiendo la hora y dando las gracias por el gol anulado a Rubén Castro

Iborra se lamenta tras una ocasión fallada

Iborra se lamenta tras una ocasión fallada / LUD

Rafa Esteve

La espiral de sensaciones dispares y negativas siguen presentes en las proximidades del Ciutat de València. Las dudas laten con más frecuencia y la incertidumbre aumenta de manera paulatina a pesar de la complejidad del fútbol. Las rachas es un escenario con el que se convive en el mundo del balompié, pero el Levante, que lució su candidatura para ascender a la élite con argumentos sólidos, empieza a desdibujarse después de sumar su tercer duelo consecutivo sin conocer la victoria. En un tramo de competición que empieza a adquirir importancia, el cuadro de Javi Calleja empató contra el Málaga y desaprovechó su enésima oportunidad de aproximarse al liderato, en un encuentro donde los locales fueron de menos a más y terminaron embotellando a su rival. El punto, insuficiente en toda su expresión, desinfla al conjunto levantinista y suma complicaciones en su intención de subir a la élite, en medio del que se está convirtiendo en un mar de dudas que, con la obligación de ascender a medias, empieza a ahogar ante la ansiedad y necesidad de ascender.

La hostilidad del escenario, pese a ello, no descentró a un Levante valiente, que pisó territorio enemigo con tesón y consciente de la importancia de los tres puntos. El ímpetu de su equipo lo mostró Montiel, diez minutos después del pitido inicial, cuando sorprendió a Yáñez con un lanzamiento desde su propio campo que se marchó desviado. La intención, desde el primer instante, fue la de sorprender. Calmar los ánimos de una Rosaleda tan esperanzada con la salvación como enrabietada por lo que está viviendo con su Málaga. Pese a ello, el conjunto de Pellicer trató de encontrar desprevenido a su rival, al igual que peleó por desconcentrarlo. Sobre todo, a través de acciones de estrategia. Sin embargo, el arreón malaguista fue amortizado mínimamente por los de Javi Calleja, que jugó con el nerviosismo que se respiró en las gradas de La Rosaleda debido a la agónica situación.

Pese a ello, la oportunidad más clara tuvo tonalidad andaluza, a través de las botas de un Enríquez que, desde la frontal y tras una precisa descarga de Fran Sol, proyectó un disparo que lamió el palo izquierdo de Dani Cárdenas. No obstante, el Levante, orgulloso por antonomasia, replicó instantes más tarde, mediante un centro desde la esquina de Montiel y una internada de Vicente Iborra que, pese a coger desprevenida a la defensa, no marcó de cabeza por poco. La batalla, intensa dentro de lo táctico y en términos pasionales, protagonizó picos de buen fútbol, pero el Levante ganó enteros. Se vio, sobre todo moralmente, superior a su adversario. No en vano, en el segundo asalto costó ir a por una victoria más que necesaria.

El Málaga, que puso toda la carne en el asador durante la primera mitad, se resguardó sobre el verde impulsado por su crítico contexto clasificatorio, pero avisó de su peligrosidad, aunque fuera a través de fogonazos, pocos minutos después de salir de los vestuarios, con un lanzamiento al palo de Lago Junior desviado por Dani Cárdenas. El aviso puso en guardia a un equipo granota que, en medio de las dificultades, se vio en superioridad numérica tras la expulsión de Juan Rivas. El ‘5’, sin opción de jugar el esférico, cazó a un Jorge De Frutos que fue veloz hacia la meta de Rúben Yáñez, pero la zancadilla frenó su carrera. Sin embargo, el ‘18’ fue poco inteligente debido a que, en una acción con Escassi, le pisó la rodilla y Oliver de la Fuente equilibró la contienda con una roja directa para el segoviano.

El encuentro se sumergió en una frialdad de la que Bouldini quiso huir. Con un recurso espectacular para deshacerse de los adversarios, y con un remate a la media vuelta, obligó al meta del Málaga a impedir un gol cantado, sacando una mano más que meritoria, aunque fue la antesala de lo que pudo convertirse en un auténtico drama. Rubén Castro, aprovechando un mal despeje de Cárdenas, marcó el primero de la noche, pero en el transcurso de la jugada, Pablo Chavarría recibió en fuera de juego la acción que terminó en el fondo de las mallas. Arrinconando a su adversario, el Levante terminó, incluso, pidiendo la hora, para sumar finalmente una unidad que no despeja las dudas en Orriols.